
1964
Luis Bassat (1941) creó su primera agencia con apenas 23 años. “Mi padre tenía una empresa junto con sus hermanos que se llamaba Hojas Iberia. El protocolo familiar decía que ninguno de los hijos podía entrar en la compañía hasta que su padre se retirase. Tuve buscarme la vida. Y así creé Publicontrol”.
1967
Su gran oportunidad llegaría después. “Mi padre me mandó a Escocia para aprender los secretos de fabricación de lo que luego sería Filomatic”. Dos años después, pese a la oposición de su padre, se presentó a concurso y ganó la campaña de Filomatic en España.
1973
Su siguiente paso fue fichar por Interalas, una agencia de publicidad española que buscaba encontrar un socio internacional, algo que para Bassat era un auténtico reto: “Yo siempre había querido trabajar con las principales firmas internacionales y esto suponía la oportunidad de mi vida. Así que les dije que sí y empecé a contactar con Ogilvy & Mather, que era para mí la compañía de referencia”.
1980
Después vendrían las campañas de Cinzano, de Adidas (“cuando no era más que una empresa de artículos deportivos ubicada en un rincón de Francia. Les hicimos una campaña que luego se emitió en 14 países”) y la adquisición en 1980 del 25% de Bassat por parte de Ogilvy, que se incrementó al 100% en 1985.
EL ÚLTIMO RETO
El Aprendiz es para Bassat la oportunidad de hacer el mejor programa de reality stories de la televisión española. “A lo largo de mi vida no he dejado de asumir retos, desde crear mi propia agencia de publicidad porque pensaba que era capaz de hacerlo mejor que otros, hasta organizar la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos, porque también pensaba que lo podía hacer mejor de lo que se había hecho hasta entonces. Ahora he aceptado este reto porque he visto el formato del programa y creo que podemos hacer un programa de televisión también mejor en lo que a reality shows se refiere”. La gran baza del formato es que reúne a un grupo de hombres y mujeres para superar una serie de pruebas en las que deben demostrar su capacidad de organización, sus dotes de liderazgo, sus conocimientos y sus habilidades directivas.
UN CONSEJO QUE CAMBIÓ SU VIDA
Mientras iba a la Universidad, Bassat tocaba con un grupo de amigos. “Nos llamábamos Los Cocodrilos. Yo cantaba y tocaba la guitarra de acompañamiento. Ellos eran muy buenos, pero yo no tanto. Cuando acabó la Universidad, el grupo se deshizo y me fichó el Golden Quarter. Grabamos un disco e hicimos una aparición en televisión. A partir de ahí nos salió un contrato para tocar en un cabaré alemán durante un año. Nos pagaban 30.000 pesetas al mes a cada uno. A principios de los 60, aquello era una auténtica fortuna. Entonces fui a pedirle consejo a mi padre y él me dijo: ‘¿Sois buenos?’ Yo le contesté: ‘Sí, somos muy buenos’. Me preguntó: ‘Tanto como esos otros que están tocando también en Alemania, que se llaman los Beatles o algo así’. ‘No, tanto como esos no, ni muchísimo menos’, le dije. ‘Pues yo no iría, porque yo que tú intentaría dedicarme a algo donde puedas estar entre los mejores’. Renuncié al contrato y eso que tardé años en cobrar esa cantidad. Pero ese consejo me impactó mucho y he tratado de inculcárselo a mis hijos”.

En su etapa universitaria, Luis Bassat cantaba y tocaba la guitarra en el grupo Los Cocodrilos. Su padre le hizo ver que si no era el mejor, continuase su búsqueda laboral.