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El aristócrata que te ayuda a mejorar tu curriculum

Es una consultoría de alto standing que diseña itinerarios educativos personalizados acordes al talento individual de los alumnos. 

27/11/2016  Redacción EmprendedoresCasos de éxito

Cuenta Alonso Enrique González de Gregorio que un día, a la edad de 28 años, se vio con un casco en la cabeza en mitad de una planta generadora de electricidad y se dijo: “¿Pero qué hago yo con esto. Para eso tanta universidad? No me gusta nada”. Y así es como descubrió este grande de España -es hijo primogénito del Duque de Medina Sidonia- la importancia de las vocaciones en el desarrollo personal y profesional. Ahora sabe que le gusta la psicología y que tiene habilidad especial para detectar talento. A ello se dedica desde hace más de 5 años.

The Georgian Manor House es el nombre de la empresa, una consultoría de alto nivel que aplica una metodología propia para diseñar itinerarios educativos personalizados según talento y potencial de cada alumno. Dirige la empresa Montserrat Viñamata Martorell, madre de Alonso Enrique y fundadora de la compañía. “El nombre lo elegimos para simbolizar un poco el templo del saber, aprovechando el estilo arquitectónico que tanto gustaba a la aristocracia anglosajona de los siglos XVIII y XIX. Muchos de esos edificios fueron luego reconvertidos en instituciones académicas”, aclara González de Gregorio.

La misión de esta consultoría boutique de educación es ayudar a los alumnos a identificar a edades tempranas cuáles son sus mayores talentos y habilidades. En función de ello, irán canalizando las necesidades pedagógicas para su desarrollo expansivo y poder acceder, finalmente, a aquellas instituciones académicas más prestigiosas del mundo dentro del área elegida. “Cuanto antes empiecen mejor, porque es a los 6 o 7 años cuando el cerebro presenta mayor plasticidad”, dice González de Gregorio. No obstante, asegura que “nunca es tarde para reinventarse” y que entre sus alumnos los hay también mayores de 40 años.

El camino a la excelencia

La metodología que aplican consta, sin embargo, de cuatro fases acordes a las distintas etapas educativas. En la primera, hasta los 13 años, se centran en identificar las habilidades propias de cada niño conforme a test basados en la teoría de las inteligencias múltiples del psicólogo Howard Gardner. Se tienen también en cuenta el componente genético y ambiental de cada niño. Es a partir de los 13-14 años cuando empiezan a hablarles de vocación. “Aquí empezamos ya a dirigirlos porque tienen que tomar decisiones, como elegir una u otra rama de Bachillerato u optar por distintas especialidades. Las otras dos etapas serían las de entrenamiento, coincidente con el salto a la Universidad, y la etapa de especialización, que se correspondería con el postgrado”.

En cada una de ellas van analizando la evolución del alumno y diseñando actividades extracurriculares u otros soportes adicionales, cada vez más enfocados al desarrollo de ese talento combinado con habilidades únicas detectadas en cada niño al objeto del logro final de la excelencia. El servicio incluye un sistema de monitorización y seguimiento del rendimiento académico del alumno en el extranjero, cerciorándose de que el estudiante está construyendo el currículum adecuado para acceder a las mejores instituciones de educación superior.

Las recomendaciones de The Georgian Manor House no se detienen, pues, en mirar el coste de los itinerarios que, por citar alguna, tanto pueden acabar en Cambridge como en Harvard o China. De hecho Montserrat Viñamata se jacta en una entrevista concedida a otro medio de haber “tramitado los estudios de un joven que hoy trabaja para el Gobierno chino en el Instituto de Energía Nuclear de la Universidad de Tsinghua».

El servicio que dan, entienden que es necesario. No sólo por la distancia que suele haber entre la percepción que los padres tienen de sus hijos y lo que ellos son y quieren ser en realidad, sino también por la importancia de detectar la vocación cuanto antes. “Claro que los hay que la descubren en la infancia o en la adolescencia, pero son casos que se pueden contar con los dedos de la mano”, dice González de Gregorio quien aboga, también, por la reforma del sistema educativo orientado a la personalización de la enseñanza y al aprendizaje de habilidades en lugar del mero conocimiento. “Seguimos con un sistema anclado en la revolución industrial en una sociedad y un concepto del conocimiento que nada tienen que ver con el de entonces”.

Redacción Emprendedores