Ya se sabe que en internet y las redes sociales todo es superrápido. Pero el ascenso meteórico de la barcelonesa Social Point bate todos los récords. Fundada en el 2008 por dos jóvenes ingenieros informáticos de Barcelona, Andrés Bou y Horacio Martos, la empresa lanzaba su primer juego en serio, Social Empires, a finales del 2010. Prendió como una explosión viral. En unos meses conseguía millones de jugadores.
De no aparecer siquiera en los ranking de 2010, Social Point se alzaba en febrero pasado al cuarto puesto mundial entre los miles de desarrolladores que producen juegos para Facebook. Tres de sus juegos están entre los 50 primeros del ranking de Facebook: Dragon City, en séptimo puesto, con 19,2 millones de visitantes mensuales; Social Empires, en el 35, con siete millones, y Social Wars, en el 42, con 6,1 millones. “Hemos pasado “de unos centenares de miles de usuarios a 35 millones al mes”, destaca orgulloso Andrés Bou.
No sólo eso. También están bien considerados. El año pasado, Dragon City fue elegido por los usuarios de Facebook el segundo mejor juego, detrás de FreshPlanet, de SongPop, muy por delante del primero de Zynga, FarmVille 2, en un ‘modesto’ sexto puesto.
¿Cuál es el secreto? El primero, los propios juegos, que son lo bastante rompedores como para que buena parte de la millonaria audiencia de Facebook se apuntara. “Queríamos hacer juegos, pero no como los demás, sino algo diferente”, explica Bou.
Este inconformismo hizo que los dos jóvenes no insistieran al ver que su estrategia inicial, entre 2008 y 2010, funcionaba sólo a medias. Empezaron haciendo juegos sencillos, los llamados casual games (más de 20), pero se dieron cuenta enseguida que allí no había mucho dinero que ganar. En su primer año completo de actividad en el segmento, el 2010, ingresaron ‘sólo’ 309.000 euros.