“Mi socio, Javier Arroyo, y yo entendíamos, por nuestra experiencia profesional e internacional, que en España había y sigue habiendo un cierto déficit en la formación en matemáticas en niños. También nos fijamos en el impulso importantísimo que la tecnología permite dar a ciertas metodologías de aprendizaje. Ahí había una ventana de oportunidad. También conocíamos metodologías con larga trayectoria en el mercado que venían funcionando muy bien, pero no tenían componente tecnológico alguno. Decidimos unir lo mejor del mundo offline y del online. Esa fue la génesis de Smartick”, argumenta Daniel González de Vega. Su modelo de negocio se basa en suscripciones mensuales, trimestrales o anuales autorrenovables. “Normalmente, el padre contrata el producto y lo usa mientras ve resultados en su hijo. El 90% de nuestro negocio son padres y el resto, colegios. El 90% está en España y el resto en más de 60 países”.
Crecimiento imparable
Fundaron la empresa en 2011 y empezaron a programar. Todo lo financiaron con recursos propios. En unos meses sacaron la primera versión. “Empezamos a crecer y no sabíamos qué esfuerzo de marketing había que hacer ni teníamos recursos para hacerlo, por lo que el crecimiento fue muy boca a oído, al principio, entre amigos y familiares. Y también conseguimos captar la atención de los medios de comunicación. Eso nos dio notoriedad y el proyecto fue creciendo”. En mayo de 2013, ‘cruzaron’ el break-even: “El producto empezó a ser rentable y desde entonces hemos seguido creciendo de forma muy rápida. El proyecto es muy rentable y genera caja saludablemente, que reinvertimos en el desarrollo de pro- ducto y en crecimiento. Hasta ahora, no hemos necesitado inversores externos para financiar nuestro crecimiento. Cada cuatro o cinco semanas subimos una versión nueva del producto”. El reto de Smartick es crecer en todos los países en los que tienen presencia y replicar en ellos el crecimiento de España. “Nos estamos enfocando mucho en México, EEUU y Sudáfrica”.