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Cómo llegar a ser un pequeño gigante

Vende miles de pasteles en un solo día, endulza la estancia de los huéspedes de Meliá y NH, y aspira a convertirse en “líder mundial en la fabricación de pastelería ...

12/06/2016  Redacción EmprendedoresCasos de éxito

Quién le iba a decir a Carlos Lapetra en 2003, cuando estaba al frente de una factoría de componentes de automoción, que llegaría a saber más de crema pastelera y coberturas que de coches? Este ingeniero tiene las ideas muy claras en relación a Sietem, una pyme dedicada a la repostería que empezó a hornearse en un modesto obrador en la calle Santa Paula, en Sevilla: “Queremos ser líderes mundiales en la fabricación de pastelería congelada de gama media-alta”.

Hace una década tal afirmación podría haber recordado al cuento de la lechera. Sin embargo, a día de hoy va camino de convertirse en realidad: venden hasta 4.000 tartas diarias, elaboran alrededor de 1.400 productos diferentes, han cerrado 2015 con una facturación de 540.000 euros, cuentan en su cartera de clientes sólo con grandes compañías –NH Hoteles, Meliá Internationals Hotels, El Corte Inglés, Cotsco, entre otros– y tienen un plan de expansión que contempla cotizar en el MAB y alcanzar un volumen de negocio de cinco millones de euros en 2020.

“Nuestro planteamiento comprende un proyecto a cinco años con un crecimiento medio sostenido del 60% anual”, explica la calculadora de este tándem en el que la otra mitad es Alicia Casas. Ella y Lapetra son un matrimonio emprendedor y muy bien avenido que en 2004 decidieron dar un hermanito a su hija María: una pequeña fábrica de dulces. Ambos estaban en activo: Carlos como directivo en una multinacional y Alicia compaginaba un empleo a media jornada en una farmacia con labores docentes. “Venimos de familia de empresarios. Queríamos pasar a la acción así que empezamos a pensar en qué sector invertir. La alimentación enfocada al sector turístico, teniendo en cuenta el peso de este en la economía española, nos pareció una excelente salida”.

Desde el principio estaba todo más que pensado y es así como recuerdan sus inicios, en un obrador de apenas 50 metros cuadrados en el barrio hispalense de San Julián. Pasaron cinco años hasta que se trasladaron a una nave industrial más grande en Camas y en breve volverán a hacer la mudanza a la Zona Franca de la capital.

Esta otra hija no para de crecer, teniendo como alimentos la innovación en una actividad tan tradicional como la repostería, unos métodos de producción propios de ingenierías avanzadas, trabajando sin stocks y con una estrategia planificada al milímetro.

El secreto está en…

No hay fórmula mágica: la clave de Sietem es la excelente calidad de los elaborados. Han decidido posicionarse entre los bizcochos y tartas industriales, de bajo precio y con sabores que dejan mucho que desear, y los de panaderías y pastelerías, más cuidados pero con un alto coste. “Para supermercados, hemos desarrollado una línea de tartas caseras que se preparan en nuestras instalaciones como las haría cualquier persona en casa, con receta tradicional: huevo, azúcar, harina, levadura, aceite… Nada de cremas industriales ni aditivos”, afirma Casas. Esto se logra apostando por desarrollar ellos mismos la formulación para los más de 1.100 semielaborados que se suman al recetario.

Estas creaciones dulces son las que se comercializan en grandes superficies, como Hipercor, Condis, Eroski, Mas y el gigante estadounidense Cotsco, que puede servirles de trampolín para alcanzar uno de los mercados por los que apostarán en una primera fase de internacionalización en la que se encuentran inmersos. Es de la inquietud por la exportación de la que sale el más prometedor de sus productos, la tarta fondant –bajo la marca Suggart–, “sin competencia ni en España ni en el extranjero”. “Las que se venden en estos momentos son caras y de difícil adquisición, además de perecederas. Nosotros hemos hecho un gran esfuerzo en I+D para conseguir un pastel que entra por los ojos, por su acabado excepcional, y con un sabor único”. Tanto es así, señalan, que han registrado la patente y el diseño industrial –el ingeniero se ha ocupado del diseño de los equipos para su elaboración– y goza de un gran prestigio en profesionales –blogueros, medios, chefs, etc.

Una tercera línea son los postres individuales, con mucha demanda en el sector hotelero. ¿Y lo (pe)último? El ‘refrigelado’, el sueño de muchos apasionados de los helados, pues está preparado para que no se descongele a temperatura ambiente.

Ingeniería pastelera y cero ‘stock’

Cómo llegar a ser un pequeño giganteSietem ha ido haciéndose un hueco en el mercado utilizando métodos de producción de la automoción. La formación como ingeniero industrial de Carlos Lapetra, unido a su experiencia en el mundo del motor, les han dado alas para apostar por la fabricación just in time, solo bajo demanda, por pedidos recepcionados y “con stocks prácticamente inexistentes. Los procesos se enlazan sin almacenamiento intermedio, de modo que el lead-time es muy bajo”, apunta Lapetra.

De esta manera, trabajan prácticamente en tiempo real –“si pides una pieza de fondant a través de la web, esta se hace expresamente para ti”–, algo que no sería factible, dice Alicia, si no se tuviera tan alta automatización del trabajo, de la metodología, y con un entrenamiento del personal muy exigente y eficaz. “Toda nuestra plantilla es capaz de hacer de todo”, continúa, de forma que se van moviendo las piezas y encajando como un puzzle para que los pedidos se elaboren y se entreguen a tiempo.

Redacción Emprendedores