Elena Martínez ha logrado sacar la librería adelante haciendo los repartos en bicicleta
La historia de Elena Martínez Blanco se ha publicado ya en muchos medios. Autora de cuatro libros de literatura juvenil, en el año 2017 figuró, con el título ‘Bajo el paraguas azul’, entre las obras finalistas de los International Latino Book Awards que se celebran en Estados Unidos. Alguna reseña se publicó en su momento, pero no con el impacto mediático que ha conseguido ahora, convertida en la “librera coraje” de Tres Cantos por salvar su negocio del parón económico del confinamiento haciendo cientos de kilómetros en bicicleta para entregar los libros vendidos por internet.
La primera sorprendida es ella. “Vamos, que alguien me dice hace unos meses que voy a tener que salvar el negocio repartiendo en bicicleta y le digo, venga sí, y qué mas”. Al contrario que su hermano y su padre, el frente de la empresa de organización de eventos deportivos Laetus Sport , Elena Martínez era poco dada a practicar deporte. Habitualmente se traslada en coche el mismo que, por casualidad, tuvo que meter en el taller el 15 de marzo, un día después de la declaración del estado de alarma. Otra circunstancia que coincidió fue la inauguración, el 13 de marzo, de la nueva página web de su librería Serendipias. Hasta entonces, apenas le había prestado atención a la venta online porque el negocio, como espacio físico, funcionaba muy bien. Prueba de ello es que Martínez Blanco fue una de las emprendedoras galardonadas el año pasado con los Premios Empresariales 2019 que concede la Asociación de Empresarios, Comerciantes y Autónomos de Tres Cantos (Asecat).
Víctima de acoso escolar de pequeña y ahora divorciada a los 9 meses de casarse con una hija a su cargo, parecía que los astros, por fin, empezaban a conciliarse con el verso ese de Calderón de «mayor gloria me darás cuantas más penas me ofrezcas… «Poco a poco se iban materializando los dos grandes sueños de infancia de esta licenciada en Filología Hispánica y Turismo: ser escritora y librera.
El plan de negocio obsoleto al año
La librería la montó hace cuatro años, con un crédito bancario de 30.000 euros que avalaron sus padres. El concepto era alternar la venta de libros con actividades culturales y el fomento a la lectura, un ámbito en el que siempre ha sido muy activa, tanto como profesora de Lengua y Literatura como organizadora de festivales y eventos literarios. Nada de ello fue suficiente para convencer al padre de que avalara el negocio quien, como experto empresario, le exigió primero la ejecución de un plan de negocio y un plan financiero a cuatro años. “Vamos que yo no sabía ni de qué me hablaba. Me tuve que documentar en google para hacerlo. Pero gracias a él me dieron el crédito bancario sin problemas”. Cuenta también que fue “super conservadora” en las cifras, “poco más que para cubrir gastos”, y que al cierre del primer ejercicio ya había alcanzado la facturación del segundo año. La oferta, muy novedosa en la zona, atrajo no solo a numerosos clientes sino también a autores de prestigio, como Carmen Posadas, Fernando Marías o Espido Freire, algunos de ellos amigos personales de Elena en su faceta de escritora. Así es como logró cerrar el 2019 facturando 200.000 euros.
También este año las cosas pintaban bien. Ella ya se estaba preparando para la Feria del Libro y organizando una especie de mini Sant Jordi en su librería, pero ni lo uno ni lo otro porque apareció el COVID-19 y el mundo se dio la vuelta completa. Haciendo cálculos, le salía una deuda de entre 15.000 y 20.000 euros a afrontar con el negocio cerrado.
“Lo que buscamos en la vida va cambiando continuamente, según nuestras situaciones”, declaraba en otra entrevista que le hicieron con motivo del premio literario. Y ahora, lo que tocaba buscar era otra forma de vender, sin saber muy bien cómo. Aburrida en la librería vacía, le dio por grabar algún video comentando y recomendando lecturas. Luego los subió a su cuenta de Facebook y comprobó que, además de gustar lo que hacía, entraban seguidores para hacer encargos. El siguiente paso fue activar el ecommerce de la web recién estrenada y, con el coche averiado, desempolvar la bicicleta del desván y empezar a repartir ella a la mayor brevedad posible.
Padre e hija al frente del manillar
La voz del buen servicio se extendió por Tres Cantos y con ello la demanda de pedidos. Al objeto de dar abasto con todos, acabó el padre, otro gran lector y bastante más avezado en el pedaleo, sumándose a las entregas. De aquí que Elena Martínez hable siempre en plural, como si de una empresa familiar se tratase. “Es que esto sola, sin la ayuda de mis padres, no habría podido hacerlo”.
Entre el padre y la hija han sido cientos de kilómetros recorridos en bicicleta durante el confinamiento, pertrechados con mascarilla, pantallas protectoras y el dispensador de hidroalcohol. Y ello teniendo en cuenta que esta primavera no ha sido tan amable, que hasta unas anginas le costaron a Elena. “Menos mal que caí en fin de semana”, dice con la voz de autónoma.
Las cuentas de abril arrojaron una bajada del 52% en las ventas, pero en mayo empezó a lucir el sol. “Si en mayo del año pasado vendimos 11.000 euros, este ya vamos por los 14.000, y eso que no ha terminado aún el mes”, comenta entre risas. Como salida, nunca contempló la posibilidad de unirse a alguna plataforma online de las grandes ni paralizar el negocio para cogerse a las ayudas a los autónomos aprobadas por el Gobierno. “No puedes quedarte parado en espera de que alguien te solucione los problemas, hay que luchar y tratar de seguir adelante”, concluye.
Y hasta aquí la historia de emprendedores, con moraleja y todo. Porque el sueño emprendedor existía y porque Elena Martínez lo ha conseguido a base de esfuerzo y superando adversidades. Pero la historia de verdad, el motor que dice que la ha mantenido estos días al frente de la bicicleta hasta las 10 y las 11 de la noche, «ha sido el de una madre cualquiera por sacar a su hija adelante”.