Siempre se dice que el surgimiento de una crisis supone una nueva oportunidad. En el caso de Satlink, esta afirmación es totalmente cierta, tal y como relata Faustino Velasco, fundador y presidente de la compañía.
Nada más acabar sus estudios de Ciencias Económicas y Empresariales, empezó a trabajar en una empresa de electrónica y ayuda a la navegación naval perteneciente al grupo Telefónica, traspasada posteriormente a una multinacional británica. Al poco tiempo, los conflictos entre los nuevos dueños y los sindicatos llevaron a la suspensión de pagos. Sin embargo, Velasco estaba convencido de que este sector tenía futuro, sobre todo en torno al desarrollo de nuevas tecnologías de comunicación por satélite. Ante tal tesitura, y con los conocimientos adquiridos en este tiempo, se asoció con dos amigos y fundó Satlink.
La compañía celebra este año su 30º aniversario, tres décadas en las que se ha ido adaptando y creciendo. En sus comienzos, Satlink llevaba la representación en España de empresas extranjeras de tecnología basada en satélite. Sin embargo, la plena entrada de nuestro país en la Unión Europea y en el mercado único impulsaron su evolución.
“Una empresa pequeña como la nuestra, con un mercado tan reducido como el español, no podía competir con las grandes compañías extranjeras. Vimos que teníamos que cambiar y dejar de vender tecnología de otros para ser una empresa que hiciera sus propios desarrollos. Basándonos en tecnologías de otros, empezamos a adaptar los productos a las necesidades de nuestros clientes y dejamos de comercializar tecnología ajena”, explica el fundador.
Actualmente, prácticamente toda su facturación procede de la venta de sus propios productos. “Aproximadamente el 98% de nuestros ingresos viene de nuestros desarrollos. Invertimos al año cerca de 5 millones de euros en I+D+i. Somos una empresa con ADN innovador”, afirma.
El mejor socio en el mar
La actividad de Satlink se articula en torno a tres líneas de negocio:
Industria marítima y pesquera. La mayor parte de su facturación procede de las soluciones destinadas a la industria marítima y, particularmente, al sector pesquero. “Ofrecemos sistemas para una pesca más eficiente y sostenible. Tenemos boyas inteligentes que permiten hacer pesca selectiva, de manera que los barcos sean capaces de pescar las especies objetivo y obviar otras que están protegidas. También tenemos soluciones de información oceanográfica y meteorológica, etc.”, expone el presidente.
Las atuneras son sus mejores clientes, como Albacora, una de las más grandes de Europa, o Conservas Isabel. Y también en el ámbito internacional, gozando de una posición privilegiada entre la flota atunera de Corea del Sur, Japón, Taiwán o Estados Unidos. También tiene soluciones para otras artes de pesca, como Nueva Pescanova, por ejemplo.
Soluciones para reguladores. Satlink cuenta con sistemas que permiten que los gobiernos puedan gestionar los recursos de sus aguas territoriales. “Disponemos de herramientas que permiten saber dónde están los barcos de pesca, qué están pescando y cómo lo están haciendo… Somos una de las empresas punteras del mundo y vendemos nuestras soluciones a muchísimos gobiernos”, apunta Velasco.
Entre sus clientes están la Secretaría General de Pesca española, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos o los gobiernos de Kiribati -país del Pacífico en cuyas aguas se pesca más del 15% del atún tropical- ̧ Ecuador, Malta, Panamá o Japón, por ejemplo.
“Creemos que este tipo de soluciones van a tener un crecimiento importante en los próximos años, porque cada vez nos preocupa más la situación de los océanos. Y nosotros tenemos tecnología que nos pueden permitir suministrar datos para mejorar el conocimiento de los océanos y la gestión de los recursos marinos, como información sobre corrientes, biomasas, etc. Estamos apostando por la inteligencia artificial para modelizar y poner esta información a disposición de la industria y de los gobiernos. Queremos convertirnos en una referencia en la salud y el mejor conocimiento de la situación de nuestros océanos”, apostilla.
Comunicación vía satélite. Las comunicaciones satelitales son esenciales para el despliegue de estas soluciones en alta mar, donde no hay cobertura de otro tipo. “El satélite es para nosotros una commodity de comunicación, como la telefonía móvil en tierra”, aclara el presidente.
Este conocimiento ha llevado a Satlink al desarrollo de sistemas de navegación, seguimiento, seguridad, control de movimiento… Todo tipo de soluciones para la digitalización de operaciones. Pero también para la comunicación de las tripulaciones de los barcos. “Ofrecemos sistemas de comunicación vía satélite a precios competitivos, permitiendo que las personas que trabajan en el mar estén en contacto con sus familias, ya que pueden estar semanas embarcados”, recuerda el fundador. Gracias a sus productos, la tripulación puede usar apps de mensajería instantánea, videoconferencia o redes sociales.
También instala sus soluciones de comunicación vía satélite en megayates, flota mercante e incluso en los buques de Salvamento Marítimo o las unidades de la Armada española, tanto en tierra como en mar, merced al concurso adjudicado por el Ministerio de Defensa. Y la Guardia Civil o la Casa Real también usan sus soluciones.
Además, sus productos tienen aplicaciones vinculadas al internet de las cosas, permitiendo transmitir paquetes de datos para la gestión remota de máquinas y sistemas. Por ejemplo, ofrece soluciones para el control de presas.
Aguas internacionales
El fuerte posicionamiento de Satlink en el sector pesquero y marítimo le abrió las puertas al mercado internacional. “En 1998, surgió la oportunidad de hacer un desarrollo para la Secretaría General de Pesca. Tuvimos la suerte de empezar a comercializar nuestro dispositivo e instalarlo en el 80% de la flota española. Eso nos dio entrada en el sector marítimo, especialmente en la industria pesquera. Esto nos hizo plantearnos que, si éramos capaces de venderlo y tener éxito en un mercado tan competitivo como el español, por qué no íbamos a poder venderlo internacionalmente”, explica Velasco.
Está vinculación con el mar llevó a la empresa a abrir oficinas en Bilbao -donde se ubica la mayor parte de la flota atunera española- y Marín (Pontevedra), por su cercanía al puerto de Vigo, el principal puerto pesquero de España y uno de los más importantes del mundo. La fábrica de sus productos se emplaza en Vitoria.
Con esa puerta de acceso abierta, la exportación empezó a ganar peso. Actualmente, la compañía vende sus productos en más de 90 países y las ventas internacionales suponen ya el 75% de sus ingresos.
“Tuvimos mucho éxito en Corea del Sur, por lo que decidimos establecernos allí, contando con trabajadores locales, para poder estar cerca de nuestros clientes coreanos. Y lo mismo sucedió después en Taiwán, Ecuador, Fiji, EE UU, Seychelles o Islas Salomón. Queremos devolver la confianza de nuestros clientes con cercanía, así que nos establecemos con personal local para poder dar un mejor servicio”, recalca el presidente. Aunque no es la única fórmula que emplea para operar en el mercado internacional. Por ejemplo, en Japón trabaja con un distribuidor local, que únicamente comercializa sus productos.
“En los últimos años, Asia ha sido nuestro mercado más importante. Hemos crecido mucho. Corea del Sur es el principal destino, aunque están adquiriendo mucha importancia Taiwán y China. Asia supone un 50% de la facturación total”, especifica.
Compañeros de singladura
La llegada de Artá Capital ha sido fundamental para el despegue de Satlink. El fondo de inversión adquirió el 60% del capital de la compañía en 2017. “La empresa ha atravesado dos fases. Una, antes de la entrada de Artá Capital, que fue una etapa de consolidación como empresa tecnológica. Y otra desde su llegada, cuando entramos en una fase de profesionalización e internacionalización”, declara el fundador de la compañía.
“Todos tenemos nuestras limitaciones. Hubo un momento en el que pensé que había llegado hasta donde podía y que sería bueno que entrase gente que nos ayudase a profesionalizar los procedimientos internos y que contemplase las cosas desde otro punto de vista”, añade.
Tras estos años de crecimiento y consolidación, Artá ha decidido dar un paso al lado, vendiendo la mayor parte de su participación a Ergon Capital, que ahora controla el 70% de las acciones. El resto, se distribuye a partes iguales entre el fundador y Artá. “En esta tercera etapa, queremos ser referente internacional en el desarrollo de tecnología que proporcione un mejor conocimiento y gestión de los océanos”, reseña Velasco.
“Ha sido una suerte que los fondos de inversión se hayan fijado en Satlink. Nunca hemos buscamos su entrada, pero apareció la oportunidad y tuvimos la suerte de elegir correctamente. Y el matrimonio ha ido muy bien. Hay que tener una mente muy abierta, porque entran personas que vienen a aportar y que tienen muchos conocimientos. Hay que escucharlos y, si es preciso, reconocerlo cuando estás equivocado. Ellos también tienen que entender que nosotros conocemos la industria, los clientes y la tecnología. Y que si hemos llegado hasta donde hemos estamos, es por algo. Ese mix, nos ha dado muy buenos resultados”, comenta.
Viento en popa
Tras la ‘marejada’ que supuso la pandemia, cuyas consecuencias se dejaron notar en la facturación de 2020, Satlink vuelve a crecer con fuerza. Si la tendencia registrada en la primera mitad del año se mantiene, la compañía esperaba cerrar 2022 con una facturación en torno a 60 millones de euros, lo que supondría un crecimiento interanual del 9,6%.
El 75% de sus ventas proceden del negocio internacional. Particularmente, del mercado asiático, que aporta alrededor de la mitad de su facturación total.
Evolución de la facturación (en millones de euros)
2019: 50,3
2020: 47,9
2021: 54,7
2022: 60