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José Porras, presidente de Remica: “Apostamos por el ahorro, la eficiencia y el confort energético en los hogares españoles” 

Tras consolidarse como líder nacional en servicios energéticos, Remica afronta ahora la mayor revolución del mercado de las energías, ayudando a sus clientes a reducir la dependencia de los combustibles ...

30/05/2023  Ana DelgadoCasos de éxito

Trabaja desde los 13 años, pero José Porras Aguilera huye del cliché del hombre hecho a sí mismo porque en sus tiempos, dice, “era normal trabajar para pagarte los estudios”. Así es como se matriculó en las clases nocturnas para licenciarse como Ingeniero Industrial en la Escuela Técnica Superior de Embajadores, en Madrid, a la vez que trabajaba en EJA Instalaciones, compañía enfocada al segmento de las instalaciones térmicas y a la que José Porras sigue refiriéndose como “mis mentores”.

Lo que ya no es tan normal es que un joven de 25 años decida desligarse de la empresa en la que trabaja para montar su propio proyecto desde cero y llevarlo, en apenas 39 años de trayectoria, al liderazgo nacional en su sector: el mundo de la eficiencia energética y la climatización. Eso representa hoy Remica, empresa de servicios energéticos cuya plantilla supera los 725 empleados, factura más de 100 millones de euros al año con una cifra de clientes superior a los 6.600  -4.500 comunidades de propietarios- y ocupa un edificio de alrededor de 4.000 metros cuadrados en el polígono industrial de Vallecas.

No siempre fue así. Los comienzos fueron duros. Pero se dice que la dificultad obra milagros y José Porras, hoy presidente del grupo, ha sabido crear las ocasiones, habilidad de la que va a tener que seguir echando mano ante los tiempos convulsos que se aproximan en materia energética.

EMPRENDEDORES: ¿Qué es Remica?

JOSÉ PORRAS: Remica es una empresa que se dedica al mundo de la climatización, en concreto aire acondicionado, calefacción e instalaciones de agua caliente sanitaria. Ahora estamos haciendo también proyectos relacionados con la domótica y las energías renovables, es decir con la eficiencia energética. En resumen, todo muy vinculado con el mundo de la eficiencia energética y la climatización. Esa es nuestra especialización y trabajamos, principalmente, en el sector residencial, pero también en el terciario y en el industrial.

EMP.: Con más de 50 años de presencia en el sector, a usted le ha tocado ser testigo de todas las transiciones energéticas

J.P.: Sí. Hemos pasado por varios procesos. En la primera etapa se trataba de consolidar la empresa. Remica nació como una solución más orientada al mantenimiento que a las instalaciones, que era de dónde yo provenía. Lo hicimos a raíz de la aprobación del primer Reglamento de Instalaciones de Calefacción, Climatización y Agua Caliente Sanitaria con el que se pretendía racionalizar el consumo energético. 

Hasta ese momento, todos los que operábamos en el sector lo hacíamos en un entorno no regulado, pero el reglamento obligaba a todas las instalaciones térmicas de más de 70 kilovatios a contar con un servicio de mantenimiento. Aquí fue donde nosotros vimos la oportunidad.

En esa primera etapa pasamos del carbón al gasóleo y, una vez que hacíamos el cambio, nos quedábamos ya con el mantenimiento del edificio. Ahí crecimos mucho. A finales de la década de los 80, realizamos nuestra primera instalación de gas y empezamos a hacernos fuertes en el mercado poniendo en marcha todo el proceso de gasificación del parque de calderas de Madrid. Llegamos a hacer más de 350 instalaciones en un solo año.

EMP.: Y así se alzaron con el liderazgo en la industria de la gasificación

J.P.: Sí. Nos convertimos en líderes claros en ese proceso. En 1994-1995 ya éramos la empresa que más mantenimiento de calderas de gas natural hacía en Madrid. Actualmente tenemos casi un 30% de cuota de mercado nacional, es decir, uno de cada 3 ó 4 edificios los lleva Remica. Se nos relaciona mucho con las comunidades de propietarios porque es donde tenemos más clientes, pero también trabajamos con muchos hospitales, hoteles o residencias geriátricas, dentro del sector terciario, y un poco en el sector industrial.

EMP.: ¿En qué mercados están presentes?

J.P.: Hasta hace relativamente poco tiempo estábamos centrados solo en Madrid. Empezamos con la diversificación territorial en 2017-2018 y ahora Remica está presente en las dos Castillas, Andalucía, Murcia, Cataluña, Canarias, Comunidad Valenciana, País Vasco, Extremadura y Aragón. La internacionalización, por ahora, no la contemplamos. 

José Porras, presidente de Remica: “Apostamos por el ahorro, la eficiencia y el confort energético en los hogares españoles” 
José Porras, presidente de Remica.

EMP.: ¿Y qué viene ahora?

J.P.: Pues, aun sabiendo que puede sonar un poco hortera, ahora viene lo de el quemar se va a acabar. La etapa de la gasificación llega a su fin. En la actualidad  estamos más centrados en el tema de las energías renovables, la aerotermia, las envolventes de fachada, el autoconsumo, etc. Y en todo lo que tiene que ver con el cambio climático y la eficiencia energética, una transición que llega alentada por los fondos de recuperación Next Generation EU. De todas las revoluciones que nos ha tocado vivir, esta es la más radical. Estamos al inicio de una nueva era, un nuevo ciclo, en el que se buscan formas de climatizar los edificios y de tener agua caliente más responsables con el medio ambiente. En eso es en lo que estamos ahora y, he de decir, que con cierto éxito.

EMP.: ¿Está preparada Remica para la nueva era?

J.P.: En Remica empezamos a tener esta percepción hace aproximadamente tres años. En 2019, nuestro departamento de I+D+i comenzó a explorar otras formas de producir calor y agua caliente sanitaria a nuestros clientes sin quemar combustibles y creo que hemos hecho un buen trabajo. Ya hemos puesto en marcha numerosas instalaciones con paneles solares y sistemas de aerotermia y los resultados están siendo extraordinarios. 

Conseguimos reducir las emisiones de CO2 en más de un 90% en los edificios en los que hemos hecho este tipo de instalaciones. Pero no solo generamos ahorros de emisiones, sino también económicos para los usuarios, que ven cómo el precio de sus facturas energéticas se reducen un 40% de media.

EMP.: ¿Qué porcentaje de la facturación destina Remica al I+D+i?

J.P.: En este momento algo menos del 1%, que es lo que destinábamos antes, pero no porque haya decrecido el esfuerzo en I+D+i, sino porque ha crecido la empresa. El año pasado pasamos de una plantilla de 497 personas a otra de 727. De estas, alrededor de 30 profesionales forman parte del equipo de I+D+i.

A esto hay que sumar un importante esfuerzo en formación, a lo que dedicamos alrededor del 3,5% de la jornada laboral. No se trata solo de investigar, luego hay que llevar todo este conocimiento al personal y eso no es tan fácil. Hay mucha gente que lleva trabajando con nosotros toda la vida en salas de calderas y ahora tienen que aprender nuevas tecnologías y una forma distinta de operar en el mantenimiento de las instalaciones. La metamorfosis es brutal, pero en Remica supimos reaccionar a tiempo. En 1998, y de forma pionera en España, Remica comienza a desarrollar su actividad como Empresa de Servicios Energéticos (ESE), incrementando su apuesta por la eficiencia energética y ofreciendo a sus clientes la gestión integral de sus instalaciones.

EMP: ¿Qué significa eso?

J.P.: Se trata de que los profesionales optimicen el rendimiento de todas esas instalaciones híbridas, más modernas. Las bombas de calor, por ejemplo, necesitan un seguimiento continuo porque son máquinas que tienen rendimientos muy volátiles. Esa gestión, con un simple mantenimiento tal y como lo conocemos, ya no es suficiente. Ahora hay que ir más en línea con un mantenimiento preventivo o correctivo. No se trata solo de vigilar que la instalación funcione bien, que eso podemos hacerlo todos los que nos dedicamos a esto. El reto está en optimizar los rendimientos, es decir que el cliente obtenga muchos más ahorros energéticos de lo que cuesta el propio servicio. Y ahí es donde nosotros marcamos la diferencia.

En Remica, todos los días realizamos un análisis de los ratios de eficiencia energética y, cuando alguno falla, el sistema se chiva. Hay un robot que te dice: esta instalación no va bien y entonces los controllers energéticos actúan y tienen que dejar solucionado el problema en el día. Los servicios energéticos no se basan en medir los consumos, sino los ratios de eficiencia energética. La cuestión que nos planteamos cada día es ¿para calentar ese edificio, hemos destinado la energía necesaria o más? 

El cliente no percibe nada de esto. Nosotros vendemos calor y, si la instalación va mal y no se cumple lo que garantizamos, eso va contra nuestros resultados.  Es decir que los riesgos de improductividad o los malos rendimientos los asumimos nosotros, no el cliente. Esa es la diferencia entre el mantenimiento y un servicio energético.

EMP.: ¿Le favorece a Remica tanto cambio de rumbo? 

J.P.: Digamos que los vientos de cambio nos vienen bien, pero nos llegan dados. Como todos los mercados, el energético también se rige por las leyes de la oferta y la demanda. Veníamos ya de una crisis energética que se ha agudizado por el conflicto geoestratégico de Ucrania y Rusia, responsable del 30% del gas natural que se consume en el mundo y del que Europa era su principal cliente. Pero luego hay más factores, como el tema de los derechos de emisión de CO2, que si antes estaban a 15 euros la tonelada, ahora se pagan a cerca de 100. Eso es política europea pura y dura. 

Todo esto, trasladado a los hogares, se traduce en un sobrecoste en su factura energética, la cual se ha encarecido mucho más que la bolsa de la compra. Mi impresión no es que la situación vaya a revertir, sino que los combustibles cada vez se van a encarecer más a la par que las soluciones renovables se irán abaratando.

EMP.: ¿Pero entiende a los usuarios cuando se quejan de tener que cambiar las instalaciones de climatización cada 10 o 15 años?

J.P.: Perfectamente, pero nosotros ahí no pintamos nada. Remica no decide si lo razonable ahora es quemar gasóleo o gas o no quemar nada. Estas cosas se deciden en otros foros. Ni siquiera son decisiones que se adoptan siempre a escala nacional. Nosotros no empujamos a nada. Nos limitamos a informar a los clientes sin perder de vista el principal objetivo de Remica que es y ha sido siempre proporcionar el mejor servicio al menor coste posible. 

EMP.: ¿Esa es la clave del éxito de Remica?

J.P.: Esa es la principal. En esta empresa sentimos un profundo respeto por el cliente, al que siempre hemos puesto en el centro, como en la mayoría de las empresas familiares. Ya sé que todos dicen lo mismo, pero en nuestro caso es cierto. El cliente está por delante de las plusvalías y la cuenta de resultados, lo que no quiere decir que esta también nos preocupe muchísimo. Afortunadamente, no hemos vivido grandes situaciones de riesgo ni grandes sobresaltos. Ha sido un crecimiento calmado y mayoritariamente orgánico.

EMP.: ¿Qué previsión de crecimiento tienen?

J.P.: La previsión para 2023 es, aproximadamente, de un 20%, respecto a 2022, año en el que cerramos con una facturación superior a los 100 millones de euros. Si nada falla y los fondos Next Generation siguen impulsando la transición hacia la eficiencia energética y la descarbonización, creemos que va a haber un movimiento muy fuerte hasta 2030. Seguimos quemando cosas para calentarnos en un porcentaje altísimo, pero la tendencia es ir reduciendo ese porcentaje con sistemas más renovables que rebajen las emisiones de CO2. Estos procesos de cambio no se hacen en un año ni en dos, por eso pensamos que el crecimiento de Remica puede ser sostenido durante los próximos ejercicios.

EMP.: Dos cosas de las que se sienta más orgulloso

J.P.: Primera: que nuestros clientes, mayoritariamente, reconozcan lo que hacemos. Eso lo vemos porque cada vez tenemos más clientes. Segunda: el equipo humano que hemos formado en la compañía del que yo estoy muy satisfecho. 

EMP.: ¿Qué va a pasar con Remica cuando José Porras no esté ya al frente?

J.P.: Hace tiempo que tenemos resuelto en la empresa el proceso de sucesión, no solo conmigo, sino con muchos más profesionales. Una empresa de este nivel no puede depender de una sola persona, en absoluto, y de mi cada vez depende menos. De hecho, una vez me tomé 45 días de vacaciones y cuando volví la compañía iba mucho mejor.