Las bioimpresoras de Regemat 3D permiten reproducir tejidos humanos personalizados.
La bioimpresión tridimensional es un negocio con mucho futuro. Según un estudio de Markets and Markets, este mercado alcanzará un valor de 1.647 millones de dólares en 2024. Y un informe elaborado por IDTechEx señala que moverá 1.900 millones en 2028. Medicina regenerativa, investigación científica o pruebas de fármacos y cosméticos son algunas de sus aplicaciones.
Las principales empresas del sector se localizan esencialmente en Estados Unidos, Europa, Canadá, Japón y Corea del Sur. Sin embargo, Regemat 3D ofrece algo distinto a ellas: personalización. Estas compañías se suelen basar en un modelo de negocio similar al de las impresoras ‘de toda la vida’, pues venden equipos estándar a un precio muy ajustado y obtienen beneficio a través del suministro de las biotintas e hidrogeles de células con las que se imprimen los tejidos. “Ellos fabrican en serie. Somos la única empresa que customiza la bioimpresora. La adaptamos a la necesidad especifica de cada grupo de investigación y de cada investigación”, declara Manuel Figueruela, director ejecutivo de operaciones.
Además, Regemat 3D no se limita a vender impresoras, sino que acompaña a sus clientes. “Cada tres meses, el project manager que se adjudica a cada impresora se pone en contacto con el cliente para conocer cómo ha avanzado la investigación, si se han encontrado limitaciones por la tecnología, si podemos mejorar algo… La idea es que sean ellos quienes digan para qué se puede usar esa máquina. El día de mañana nos gustaría tener impresoras específicas para cada aplicación concreta: cartílago, tejido cardíaco, córnea, piel, etc. Y queremos que lleguen a las clínicas, yendo más allá del proceso de investigación”, recalca.
DESCUBRIENDO SUS APLICACIONES
Regemat 3D vende sus equipos a hospitales, centros de investigación, universidades, farmacéuticas, etc. Una de sus máquinas ya ha salido del laboratorio y está siendo utilizada en un ensayo clínico con pacientes en México, consiguiendo regenerar lesiones osteocondrales de rodilla. “Se obtienen células de grasa subrotuliana, se convierten en condrocitos y se imprime un scaffold, un soporte que tiene la misma estructura y dimensiones que la lesión del paciente, a partir de la imagen captada mediante resonancia magnética o TAC. Después se inyectan las células sobre ese scaffold y se implanta en la rodilla. Las células regeneran la parte lesionada y, en menos de dos años, no quedan restos del soporte, ya que es biocompatible y bioabsorbible”, detalla.
Figueruela opina que este tipo de aplicaciones podría dar lugar a un modelo de negocio similar al de las actuales clínicas dentales. “Podría haber empresas que tuvieran su propio quirófano, donde hacer todo el proceso de extracción, impresión del scaffold e implante”, afirma. Esta técnica, con algunas diferencias, se puede emplear para imprimir diferentes tejidos. Por ejemplo, la Facultad de Medicina de la Universidad de Sidney está usando sus bioimpresoras para regenerar tejido cardiaco necrosado por infarto. “Hemos conseguido imprimir un parche sobre el que se inyectan células madre del propio paciente, que se han convertido en cardiomiocitos. Esos parches se colocan en la zona necrosada y están consiguiendo devolver la vida a esa parte muerta del corazón”, puntualiza.
Sus máquinas también han logrado imprimir piel trilaminar, reproduciendo las tres capas de la piel humana. Asimismo, Regemat 3D trabaja en la impresión de córneas, que supondrían una alternativa a los actuales trasplantes procedentes de cadáveres. Además, el Hospital de Parapléjicos de Toledo está utilizando sus equipos para imprimir sobre un soporte de grafeno con células que regeneran los axones de las neuronas, con el fin de intentar paliar los efectos de las lesiones medulares. Ya se están haciendo pruebas con cerdos.
También tienen aplicaciones en la investigación de enfermedades y el desarrollo de fármacos. “Se puede imprimir un tumor de cáncer de colon humano sobre el que probar directamente los futuros fármacos, como se está haciendo en la Universidad de Granada”, comenta Figueruela. Los medicamentos se pueden probar así antes de hacer ensayos clínicos con personas, que son arriesgados y costosos. Sus bioimpresoras incluso llegarán al espacio antes de 2025. La Agencia Espacial Europea ha adquirido una máquina para investigar la generación de materiales para curar a los astronautas en gravedad cero.
NUEVAS SOLUCIONES Y LÍNEAS DE NEGOCIO
Regemat 3D lanzó el pasado mes de septiembre la segunda versión de su bioimpresora, que ofrece mejoras como el posicionamiento y calibrado automático. Además, a finales de año presentó su nuevo biorreactor, una tecnología pionera. Se trata de una especie de incubadora que imita las condiciones físicas y mecánicas de los tejidos, con el fin de mejorar su maduración y conseguir que se comporten igual que los tejidos humanos naturales. Asimismo, está desplegando una nueva línea de negocio, pues ha empezado a comercializar biotintas y materiales fungibles de laboratorio, como jeringuillas, pipetas, etc.
La compañía asume todo el proceso de producción de cada bioimpresora, desde el diseño inicial del equipo y sus componentes hasta su fabricación, el desarrollo de software específico o las pruebas de funcionamiento. Además, sus dispositivos se pueden reconfigurar para adaptarse a nuevos proyectos. Por ejemplo, una máquina diseñada para imprimir piel se puede transformar para imprimir córnea.
Todo se hace en sus instalaciones de Granada, desde donde suministra sus bioimpresoras a más de 25 países de todo el mundo: Colombia, México, Costa Rica, Argentina, Chile, Alemania, Bélgica, Reino Unido, China, India, Omán, Arabia Saudí, Australia, etc. Y está valorando la constitución de una filial en Suiza, Francia o EE.UU. El 80% de su facturación procede de la exportación.
Uno de sus equipos ‘estándar’, aunque configurado específicamente y con los complementos que necesite cada cliente, cuesta de 20.000 a 35.000 euros. Y la compañía lo manda en apenas un mes. Si se trata de proyectos específicos, la factura se puede elevar hasta 100.000 ó 200.000 euros. En este caso, el desarrollo se alarga más, pudiendo superar el año, según la complejidad.
LA EMPRESA EN CIFRAS: 50 millones de euros es la previsión de facturación para 2024. En 2025 las bioimpresoras habrán llegado al espacio. El sector venderá 1.900 millones de euros en 2028. La empresa exporta a 25 países del mundo.