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Grandes fiascos de Silicon Valley (y 5) / Rdio Rdio: Bajo el síndrome de Spotify

En cuanto la app sueca empezó a extenderse en EE.UU., Rdio Rdio empezó a perder usuarios y ventas.

18/04/2018  Redacción EmprendedoresCasos de éxito

A los dos fundadores de este servicio de música por streaming, los suecos Niklas Zennström y Janus Friis, no se les podía acusar de ser novatos. Antes de fundar Rdio Rdio en Estados Unidos, habían creado startups de enorme éxito, entre ellas Skype, que vendieron a Microsoft por 8.500 millones de dólares. Igual que en el caso de Gilt con Vente-Privee, la idea de los dos emprendedores era adelantarse a la prevista entrada de Spotify en EEUU y hacerse fuerte antes de que la aplicación de streaming sueca llegara al país: lo que explica que Zennström y Friis iniciaran las operaciones de Rdio Rdio en agosto de 2010, año y medio después de la fundación de Spotify.

La idea les pareció tan buena a los inversores que la compañía acabó recaudando 125 millones de dólares en financiación: su valoración excedería los 500 millones de dólares, a los pocos meses de empezar a funcionar. Además, la valoración de su servicio no podía ser mejor. La revista Entertainment Weekly, después de comparar varias aplicaciones de streaming de música, concluía que la mejor era la de Rdio Rdio: “Tiene el mejor interface y es la que resulta más fácil de utilizar”. Su web llegó a dar servicio en 85 países con 24 millones de usuarios. Al final, sin embargo, la apuesta contra Spotify resultó frustrada. En cuanto la app sueca empezó a extenderse en Estados Unidos, Rdio Rdio empezó a perder usuarios y ventas. A posteriori, según los expertos, no era tanto una cuestión de cuál era la mejor sino de que había enormes expectativas puestas en Spotify en el mercado americano.

Había un ansia por apuntarse a la web sueca, a la que llamaban la ‘iTunes gratis’, porque Vente-Privee, la idea de los dos emprendedores era adelantarse a la prevista entrada de Spotify en EE UU y hacerse fuerte antes de que la aplicación de streaming Spotify tenía una oferta gratis (freemium), a cambio de publicidad, algo inédito en Estados Unidos y que no tenía Rdio Rdio, que tardó muchos meses en reaccionar y ofrecer un servicio similar. Cuando ya era tarde. Por eso, en el sector se considera que los dos emprendedores suecos, si bien fueron capaces de diseñar un producto excelente, fallaron porque prestaban poca atención a los temas de marketing y distribución. Luego, por si Spotify ya no fuera suficiente, fueron surgiendo otros servicios de streaming como Deezer, MOG, Napster o Rhapsody, con lo que el ambiente competitivo se volvió irrespirable. Para todos, menos para Spotify.

En 2013, con el objetivo de buscar un entorno menos reñido, la empresa lanzó Vdio, un servicio de streaming de películas y series al estilo de Netflix. Fue un proyecto frustrado. Al final la empresa no pudo resistir la pérdida de usuarios, ventas y los números rojos crecientes y en 2015, cinco años después de su fundación, se declaraba en bancarrota y acababa vendida a Pandora Media por una fracción del dinero puesto por los inversores, 75 millones de dólares.

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