El proyecto convenció a los grandes del sector de la aeronáutica y, en menos de siete años, PLD Space ha experimentado un crecimiento vertiginoso: de los 9m2 de su pequeña sala de investigaciones han pasado a unas instalaciones de 3000 m2, además de un banco de pruebas en el aeródromo de Teruel. Su equipo se ha incrementado de seis a veinte empleados y en 2018 esperan cerrar una ronda de inversión privada de 8.000.000 de euros.
Construir un pequeño cohete espacial para lanzar minisatélites en órbita. Esa idea se les ocurrió hace siete años a dos jóvenes ingenieros, Raúl Torres y Raúl Verdú, en un concurso de estudiantes organizado por la Agencia Espacial Europea. Torres y Verdú se dieron cuenta de que en el mercado espacial había un nicho importante que no estaba cubierto. “El mercado de los satélites espaciales ha evolucionado mucho en los últimos años. Gracias a la electrónica en miniatura, satélites que antes tenían el tamaño de un autobús hoy caben en el maletero de un coche o, incluso, en la palma de una mano. Sin embargo, el tamaño de los cohetes que lanzan estos satélites no ha cambiado y para poner en órbita un satélite del tamaño de una silla se sigue utilizando un cohete de una altura de veinte plantas”, explican.
Esta ilógica situación, como ellos mismos la definen, fue la que les motivó a poner en marcha PLD Space, un proyecto industrial caro y arriesgado y “en un país donde este tipo de iniciativas se mira con recelo y desde lejos”. Pero Torres y Verdú lo tenían claro e intuyeron que el futuro de la aeronáutica estaba en esos pequeños cohetes: “Es un negocio que no rentaba a las grandes empresas del sector (175 millones de dólares por cohete frente a 5 millones). Este tipo de negocios sólo podía realizarlos una empresa pequeña y había mucha tarta que repartir: el 70% del mercado actual lo componen los pequeños satélites”. Estos datos sumados al hecho de que este era un tipo de negocio inédito en Europa les animaron a seguir adelante y apostar por su ambicioso proyecto y así nace, en 2011, la primera startup española de la industria espacial europea.
Para ese concurso donde nació la idea desarrollaron de manera casi artesanal y con sólo 1500 euros un pequeño cohete que llegaba hasta 1 km de altura y que portaba en su interior dos CanSat (satélites lata). Y como creían firmemente en su proyecto estudiaron la viabilidad de hacer un cohete más grande y más potente que fuese capaz de llegar al espacio y lo bautizaron como AIRON 1.
Cómo conseguir el primer millón de euros
Constituida la empresa con el nombre de PLD Space, Torres y Verdú dan el siguiente y no menos difícil paso: conseguir financiación. Desarrollar un lanzador cohete más pequeño, más barato y más rentable que los que existían hasta entonces convenció al Centro de Desarrollo Tecnológico Industrial (CEDETI) que les ofreció 250.000 euros con la condición de conseguir por sus medios otros 750.000 euros. Reto que también lograron. ¿Cómo? “Gracias al apoyo de pequeños inversores privados de toda España que querían apostar por una empresa innovadora y disruptiva en el ámbito industrial y no en el sector de Internet”, explican los fundadores. “Con este primer millón de euros empezamos a desarrollar una tecnología de propulsión líquida de queroseno más oxígeno líquido (kerolox), una tecnología que nunca antes se había hecho en España y que sólo habían desarrollado gigantes como Airbus y Rolls Roice”.
Para ello necesitaban, además, desarrollar sus instalaciones (la sala de 9 metros cuadrados la Universidad Miguel Hernández de Elche que vio nacer su proyecto a todas luces se les quedaba pequeña) y ubicaron su banco de pruebas en el aeródromo de Teruel.
De esta forma, PLD Space se convierte, partiendo de cero, en la primera startup en Europa que trabaja con propulsión líquida para lanzar satélites al espacio: “un sistema muy complejo que combina oxígeno líquido a 185 grados bajo cero y queroseno a temperatura ambiente”. Este pequeño gran logro llama la atención de la Agencia Espacial Alemana (DLR) y se convierte en su primer cliente. “En 2014, nuestra empresa se propuso ofrecer servicios de ensayos de motores cohete para terceros y fue el Centro Aeroespacial Alemán (DLR) quien nos contactó para poder participar con ellos en un consorcio europeo de desarrollo de tecnología en el cual faltaba un socio que pudiese probar motores cohete”, cuentan los Raúles.
El apoyo de grandes instituciones e inversores privados
Ese importante impulso les abre nuevas puertas y dos años más tarde consiguen otro soporte institucional: “CEDETI vuelve a apoyarnos y el Gobierno español aprueba el proyecto TEPREL (Tecnología Española de Propulsión Reutilizable Espacial para Lanzadores) que más tarde desembocará en el cohete Arion 1.
En 2016 consiguen una nueva ronda de inversión privada de GMV, una de las compañías más importantes a nivel europeo en el desarrollo de software para satélites y lanzadores, que se convierte en accionista de PLD Space, tras firmar un acuerdo en enero de 2017. Además, consiguen el apoyo de la Agencia Espacial Europea (ESA) para desarrollar tecnologías de sistemas de lanzamiento reutilizables. “Comienza para nosotros un gran desafío: el proyecto LPSR (Liquid Propulsion Space Recovery) que no es otra cosa que lanzar un cohete al espacio, recuperarlo y reutilizarlo”. En Europa sólo existíaknow howen cohetes con combustible sólido, de forma que PLD Space se convierte, una vez más, en pionera.
Este nuevo reto supone un incremento de plantilla y de sólo seis trabajadores que constituían el equipo de la startup espacial pasan en mayo de 2017 a alcanzar los 20 empleados. Sus instalaciones ocupan ya 3000 metros cuadrados. En julio de ese mismo año desarrollan la tercera generación de su motor TEPREL, última versión de calificación para el Arion 1. “Un microcohete con una capacidad de carga de unos 100 kilos que volará hasta los 250 kilómetros de altura para probar tecnología en condiciones espaciales y, una vez cumplida su misión, regresar a la Tierra”. Su lanzamiento está previsto para marzo de 2019 y será el primer cohete europeo reutilizable. Luego llegará el Arion 2, el primer lanzador europeo en poner en órbita pequeños satélites (hasta 250 kg. de carga, a una altura de 500 km).
Según los fundadores de PLD Space, el mercado de microlanzadores seguirá subiendo sin parar y ellos a este ritmo pueden convertirse en el gran líder europeo.