¿Si se pudieran plegar los contenedores marítimos, qué beneficios tendrían para el transporte de mercancías? Esta fue una de las preguntas que se hicieron Miguel A. Navalón y su socia, Gloria Arnandis. “Nos pusimos a investigar sobre lo que había en el mercado y vimos varios proyectos que no eran mejores que lo que planteábamos con nuestro Zbox, un contenedor plegable en forma de Z que permite agrupar hasta cinco contenedores en el espacio donde cabe uno convencional”, recuerda Navalón.
“El 25% de los contenedores que viajan en los barcos van vacíos. Eso supone transportar aire. Y eso no es productivo. De hecho, muchas navieras dejan dormidos los contenedores en destino a la espera de que algún cliente los llene para poder hacer el viaje de regreso como un viaje rentable. Los contenedores permanecen vacíos el 50% de su vida útil, colapsando un montón de terminales portuarias de medio mundo. Al sector el reposicionamiento de contenedores vacíos le cuesta unos 20 billones de dólares al año. Zbox, además de ocupar menos espacio que los contenedores actuales, permite un potencial ahorro del 50% de los costes de reposicionar un contenedor vacío, lo que supone un ahorro de unos 10 millones de dólares al año. Y esto, sólo en el transporte marítimo, porque si nos metemos en el terrestre (por carretera y por ferrocarril), las posibilidades de aumentar la rentabilidad del contenedor son enormes”.
Navalón asegura que el contenedor convencional tiene una tasa de reposición de un 10% anual. “Hay unos 50 millones de contenedores y con esa tasa de reposición existe un mercado anual de cinco millones de contenedores. En nuestro plan hablamos de miles de contenedores (saltos de 2.000 en 2.000 en los próximos cinco años). Inicialmente, no nos planteamos que se produzca una sustitución global del contenedor tradicional por el nuestro. Nuestras proyecciones financieras las estamos haciendo de forma conservadora en base a que vamos adquiriendo clientes que quieren probar nuestro contenedor. Y a medida que lo vayan haciendo, irán decidiendo qué porcentaje de reposición harán con nuestro Zbox”, aclara Navalón. Su objetivo es la fabricación –a través de un partner industrial– y la venta: “Es un primer paso para integrar Zbox en la cadena logística sin cerrar las puertas a otros dos modelos que, de momento, no son posibles: licenciar la patente o fabricar una flota propia y alquilarla”. A la espera de abrir una segunda ronda (en julio de 2016 captaron la primera) y de presentar el Zbox en el Puerto de Valencia, han llegado a un acuerdo con la multinacional española Levantina.