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Meltio: Una revolución industrial inspirada en un capítulo de CSI 

Meltio ha desarrollado una tecnología de impresión 3D de metal con la que quiere revolucionar la industria. Las mayores empresas manufactureras del mundo ya confían en sus soluciones.

04/09/2023  David RamosCasos de éxito

Meltio nació en el año 2019, pero su fundador no es un recién llegado al sector de la impresión 3D de uso industrial. Su andadura comenzó en 2007, cuando creó Sicnova Soluciones, empresa especializada en la fabricación y distribución de impresoras y escáneres 3D para la producción industrial de piezas de plástico. Entre sus clientes se encuentran compañías como Airbus, Volkswagen, Ikea, Arcelor Mittal, CAF, Navantia, Heineken o el Ejército del Aire español. 

Todo nació gracias a un capítulo de una famosa serie de televisión. “Un amigo vio un episodio de CSI en el que fabricaban una bala con una impresora 3D. Alucinó. “Hay una máquina que va a cambiar la vida. Es el futuro. Vamos a buscarla”, me dijo. Buscamos en la serie la marca de la máquina, llamamos al fabricante y le pedimos la distribución”, explica Ángel Llavero, fundador y CEO de Sicnova y Meltio.  La compañía sólo les puso un requisito: tenían que hacer un pedido de 300.000 euros. Dicho y hecho. Llavero y sus socios pidieron un mes de plazo para reunir el dinero y al mes siguiente se pusieron a vender las máquinas. 

Entre 2010 y 2011, cuando empezaron a caducar varias patentes del sector de la impresión 3D en plástico, se produjo un punto de inflexión. “Había un sector dominado por 4 o 5 grandes fabricantes históricos, que habían crecido al amparo de una patente. Era un sector en el que las impresoras 3D más baratas costaban 30.000 euros. De repente, pasaron a costar 1.500 o 2.000 euros. Decidimos comprar una impresora de cada nuevo fabricante, para identificar cuál podía tener más probabilidades de éxito”, relata Llavero.

Sus ingenieros empezaron a probar esas máquinas, pero pronto llegaron a una conclusión: ellos mismos podían fabricar mejores impresoras que las que estaban comprando. Y se pusieron a ello. 

A la par que la empresa firmaba acuerdos de distribución con los fabricantes que consideraba más interesantes, puso en marcha un departamento de I+D para desarrollar su propia impresora, que tenía un elemento diferencial respecto a la competencia: permitía fabricar piezas plásticas de un metro. Aun con el proyecto sobre el papel, Llavero consiguió vender una de sus nuevas máquinas a un cliente, por 10.000 euros. Esa fue la financiación que necesitó para para desarrollar su primera impresora, la JDR 1000. 

Del plástico al metal

Sicnova construyó su nueva fábrica en 2014 y presentó en sociedad su máquina en 2015. Poco a poco, se fue consolidando, aunque todavía era una pequeña empresa, con menos de 10 trabajadores. Pero todo cambió en 2019.

“Arcelor Mittal se puso en contacto con nosotros. Pensábamos que querían comprarnos máquinas, pero nos dijeron que habían visto una pequeña empresa en EE.UU., AddiTec, que tenía una idea con una patente muy interesante. Le habían hecho un pedido, pero había pasado un año y no habían recibido nada, porque aquella compañía no tenía capacidad para fabricar la máquina. Y creían que esa patente, con nuestra capacidad y experiencia en el mercado 3D, era sinónimo de éxito”, cuenta el CEO. Se trataba de una tecnología de impresión 3D de metal. 

“Les dije que si ellos (Arcelor Mittal) nos hacían un pedido inicial de 10 máquinas, con eso podía convencer a los americanos para montar la empresa. Aprobaron ese pedido de 10 máquinas, por 2 millones de euros. Eso era un lunes. Dos días después, cogimos un avión con un representante de Arcerlor Mittal y nos fuimos a Las Vegas, a explicárselo a AddiTec. Al lunes siguiente, los americanos ya estaban en España. Y fruto de ese acuerdo creamos una joint venture: Meltio”, explica Llavero. 

La nueva empresa aprovechaba la experiencia de Sicnova en la impresión aditiva 3D, pero utilizando metales en lugar de plástico, abriendo así nuevas oportunidades de negocio con muchas posibilidades en distintos mercados. 

“Meltio fabrica impresoras 3D de metal, cambiando completamente las reglas del juego. La impresión 3D de metal existe desde hace 25 años, pero siempre se ha basado en polvo de metal, que tiene muchas desventajas: es cancerígeno, se mete por todos los sitios, es explosivo, ofrece un acabado con una textura como de lija… Además, las propiedades internas de las piezas hechas con polvo de metal no son buenas, por su porosidad. 

En Meltio utilizamos hilo de soldadura para la impresión aditiva 3D. Y en vez de usar un sólo láser, que es muy caro, empleamos muchos láseres más pequeños, lo que nos permite reducir costes y ser competitivos. Somos capaces de hacer piezas de mayor calidad que con polvo, con una estructura interna de casi el 100% de densidad y, además, más baratas y de forma más rápida”, asegura el CEO. 

Versatilidad e integración total

Las máquinas de Meltio pueden imprimir utilizando una amplia gama de metales, como acero, acero inoxidable, inconel -aleación de níquel- cromo-, titanio, metales preciosos -oro, oro blanco…-, bronce, etc. Y su tecnología encuentra acomodo en la fabricación de piezas para todo tipo de sectores: aeronáutica, aeroespacial, automoción, electrónica de consumo, militar y defensa, etc. 

Aunque Llavero no puede revelar los nombres de sus clientes, asegura que buena parte de las mayores empresas industriales del mundo usan sus máquinas, entre las que se incluyen fabricantes de dispositivos electrónicos, firmas de relojería, compañías del sector de la automoción, etc. 

Una de los puntos fuertes de Meltio es que no sólo vende sus impresoras, sino que también es capaz de equipar con su tecnología los robots industriales o los centros de mecanizado (CNC, por sus siglas en inglés) de sus clientes. 

“Tenemos dos productos. Uno es la M450, una impresora 3D un poco más pequeña que un frigorífico y que permite fabricar piezas de metal en un tamaño concreto (560 x 600 x 1400 mm) con 3 ejes. Y luego tenemos otro producto, llamado Engine, que se integra en un robot. Sólo hay que poner el cabezal al robot y el tamaño de la pieza lo marca dicho robot. Además, tiene tantos ejes como el robot pueda aportar, por lo que puede hacer piezas más complejas. Y ese mismo Engine se puede integrar dentro de un CNC, como un torno o una fresadora, por ejemplo”, detalla el CEO. 

La Armada estadounidense como cliente de Meltio

Éste último es el caso de uno de sus clientes más llamativos: la Armada estadounidense. Meltio ha colaborado con Philips Corporation para integrar su Engine en un CNC de la marca Haas, embarcado en un buque de la U.S. Navy. “Por primera vez en la historia, la Armada americana pueda dotar a todos sus barcos de tecnología para fabricar piezas y reparar su maquinaria en alta mar. Ya no tienen que esperar que un helicóptero lleve la pieza cuando la necesitan, sino que ellos mismos se la pueden hacer”, comenta. 

Éste es uno de los rasgos diferenciales de su tecnología. “Permite fabricar una pieza cuando la necesitamos, donde la necesitamos y del material que la necesitemos. Por ejemplo, si hay una explotación minera en un lugar muy remoto, podemos llevar un contenedor con nuestra impresora y fabricar los repuestos directamente en la mina y cuando haga falta, sin tener que esperar semanas a que lleguen”, comenta. 

Además, sus máquinas se pueden reprogramar para fabricar diferentes piezas. “Llevamos tres años trabajando con los principales fabricantes de software del mercado, compartiendo nuestros algoritmos y nuestro conocimiento para que haya un amplio abanico de software disponible para nuestros clientes. Actualmente, la programación de una pieza lleva unos pocos minutos. Nuestra tecnología podría fabricar relojes, dos minutos después estar fabricando una rueda de un coche y al minuto siguiente estar fabricando una pieza para el sector militar. La flexibilidad es máxima”, asegura. 

Implantación local, visión internacional

Llavero considera que una de las claves que ha permitido el éxito de Meltio radica en la combinación de su perspectiva local y su proyección internacional. “El 100% de nuestra actividad de I+D y de fabricación está en Linares (Jaén). Y más del 80% de nuestros proveedores están a menos de 200 kilómetros de aquí. Esto nos permite mantenernos ajenos a muchos de los conflictos y los problemas existentes en la cadena suministro, en los costes de logística, etc. Al mismo tiempo, tenemos una visión global para la comercialización. Más del 96% de nuestra facturación proviene del comercio internacional”. 

Actualmente, cuenta con oficinas comerciales y de apoyo posventa en Estados Unidos, Italia, Alemania e India. Y tiene presencia en más de 45 países, a través de distribuidores locales, integradores que incorporan su tecnología en los robots industriales y CNC de sus clientes o service bureaus que compran su tecnología para fabricar piezas para terceros. Europa aporta el 45% de la facturación global de Meltio, mientras que EE.UU. supone un 35% y Asia representa el 20% restante. 

Unos ingresos trimensionales

Meltio facturó 1,6 millones de euros en 2019, su primer año de actividad, gracias a un pedido inicial de Arcelor Mittal. Tras un ejercicio de consolidación, ha duplicado ampliamente sus ventas en los dos últimos años (+136,8% en 2021 y +144,4% en 2022). Con la evolución de la facturación de este año y los pedidos ya en cartera, la empresa prevé ingresar de 25 a 30 millones de euros. En el mejor de los casos, estaría cerca de triplicar la facturación del año pasado. 

Esta es la evolución de la facturación de Meltio (en millones de euros):

2019: 1,6

2020: 1,9

2021: 4,5

2022: 11

2023 (previsión): 25-30