El diseño, ensamblaje y control de calidad se llevan a cabo en la sede de Sant Cugat del Vallès donde cuenta con 25 empleados. Desde hace 20 años, el grupo Konik tiene oficinas en Madrid, Miami, Buenos Aires y La Habana. En abril de 2007, exportaron sus analizadores moleculares a tres centros chinos.
En el Hospital Pediátrico de Pekín se emplean para hacer estudios sobre el metabolismo de los niños recién nacidos. En los laboratorios de la aduana de Shenzhen –uno de los principales puertos del país– demuestran gran utilidad en el control de las exportaciones así como en el Instituto de Geología de la capital china donde se usan con el fin de preparar informes sobre la composición del petróleo.
Y de China, a la vecina India. En febrero de 2008, vendió siete equipos cromatógrafos y espectómetros de masas al Forensic Science Laboratory (FSL), entidad pública que trabaja de forma conjunta con la policía científica de dicho país.
Los aparatos analizan catástrofes como los incendios provocados y los envenenamientos masivos, que afectan a 120 millones de personas que viven en Cachemira, Karnataka y Kerala.“Allí también tenemos otros clientes importantes. Destacarían el centro de investigación del cacao y de la caña de azúcar en Coimbatore (India), además de los laboratorios de control de polución”, comenta el doctor Gibert.
En mayo de aquel mismo año, el grupo Konik abrió otra oficina en Bombay para utilizarla como punto de referencia en la conquista del mercado asiático. “Ahora planeo abrir sucursales en Australia y Nueva Zelanda”, asegura el doctor Gibert, que ejerce actualmente de presidente y director científico mientras que su hijo Roger desempeña el cargo de director técnico.
Expansión selectiva en África
El grupo Konik no sólo vende en Asia. Desde hace cinco años, trabaja en África y cuenta con equipos instalados en 10 países. En Tanzania, sin ir más lejos, colabora con la TRIT (Tea Research Institute of Tanzania) controlando la presencia de pesticidas residuales en las cosechas de té mientras que, en Cabo Verde, sus cromatógrafos de gases sirven para analizar las partidas incautadas de cocaína, heroína y marihuana por parte de la policía científica antidroga. En el norte de África, ha penetrado de forma estratégica en Libia (Universidad de Trípoli), Argelia (suministra tecnología a la principal empresa fabricante de envases para la alimentación) o Túnez (plantas petroquímicas). Y no queda ahí la cosa. En la actualidad, Konik está creando numerosos canales de distribución en Angola, Marruecos y Sudáfrica.