Este hecho no tendría importancia de no ser porque el envío se realizó al convulso y fraccionado Líbano de hace unos meses y porque Bio-Dis es una pequeña empresa sevillana, ubicada en La Rinconada, que ha convertido su internacionalización en un factor competitivo. “Empezamos a salir al exterior en el 2000 por la necesidad diversificar riesgos”, argumenta. Desde entonces desarrolla una frenética carrera internacional que abandera José María Cantatero, premiado por la AJE Sevilla en 2005. “Exportamos a 16 países de Europa, América y Oriente Medio, y estamos a punto de nuestra primera implantación en Turquía, a través de un socio local”, señala. José María reconoce que “la prospección y penetración en todos los mercados han sido por nuestra cuenta y riesgo”, aunque, una vez introducidos, han recibido el apoyo de instituciones como Extenda o el ICEX.
En su proceso de internacionalización, la primera cruzada de Bio-Dis están siendo las ferias. “Asistimos a una media de tres muestras internacionales y una nacional, algún viaje de prospección y uno o dos viajes al año para visitar a nuestros distribuidores”, explica. Para este emprendedor, todos los mercados tienen su dificultad, pero destaca los países árabes, “porque el registro de los complementos alimenticios puede tardar hasta tres años”. Un viaje conjunto a los países del Golfo les ha abierto recientemente los mercados de Kuwait, Emiratos Árabes y Qatar. José María le pone “ilusión, entusiasmo y mucha paciencia” a la aventura de exportar. La capacidad de producción anual de esta empresa es de 30 millones de cápsulas y tabletas. El año pasado alcanzó una cuota de exportación del 42%.
Habilidades: Incansable, imaginativo y resolutivo.
La peor aventura: Los 10.000 euros que perdieron de material de una feria en Amsterdam, que acabó perdido en Chipre.
Próximos destinos: los países asiáticos, particularmente Malasia y China.