Con unas cifras de infarto, poco queda ya en esta multinacional de la pequeña empresa que nació en 1979 al amparo de una pequeña serrería de Macael (Almería).
“Recuerdo el negocio que mis hermanos y yo tomamos de mi padre: una empresa modestísima que no estaba ni entre las 50 primeras de Macael en los años 70, con muy poquitos empleados. Mi madre, Eduarda Justo Ortiz, fue una grandísima mujer; ella sola sacaba adelante la casa desde su tienda, donde vendía de todo, la típica tienda de pueblo, el colmado. Ayudó a mucha gente, siempre fue muy generosa y para mí es la persona que más me ha influido,” explica Francisco Martínez-Cosentino, presidente de la compañía y auténtico artífice de esta multinacional.
Tres mejor que uno
En colaboración con su hermano Eduardo, la pequeña serrería se transformó en Mármoles Cosentino que arrancó con 17 empleados. Y poco después se uniría el tercer hermano, José Martínez-Cosentino.
“Hemos sabido trabajar muy bien los tres hermanos juntos. Son las personas que más han confiado en mí y yo en ellos. Su papel en la empresa ha sido enorme, extraordinario. Mi hermano Eduardo, como mayor de los tres, empezó a trabajar desde muy joven, siendo un adolescente. Su ejemplo y esfuerzo me han guiado siempre.” Y a partir de aquí todo ha sido crecer y crecer. Pero conozcamos sus claves.
La importancia de la innovación
En la historia de Cosentino hay un antes y un después que supuso pasar a jugar a una liga completamente diferente: el desarrollo de Silestone en 1990. Justo antes de esta apuesta, se habían casi arruinado intentado un nuevo material el Marmolstone, que, como ha reconocido Martínez Cosentino en alguna ocasión, tenía todo lo malo del mármol y poco de lo bueno.
Tras el fiasco siguió indagando y así llegó al Silestone, que hoy representa casi el 90% de la facturación. “Nació de la necesidad de contar con un producto industrializado que permitiera construir una empresa de futuro, internacionalizada. Contando sólo con los mármoles de mi pueblo, lo tenía muy difícil, casi imposible. Llevaba tiempo viendo productos en Italia, cuando iba a las ferias de Carrara y Verona, que me llamaban mucho la atención, y me interesé sobre cómo estaban fabricados –fui incluso a Israel a ver una fábrica que llevaba poco más de dos años haciendo un producto muy similar– y hacia 1988 mis hermanos y yo tomamos la decisión de invertir ¡más de 1.500 millones de pesetas!, que entonces era mucho dinero para una pequeña empresa que no tenía más de 180 empleados”. Una apuesta que supuso el principio de una larga carrera presidida por la innovación: “Es parte del ADN de nuestra empresa. Me gusta recordar lo que decía el gran Peter Drucker, ‘innovar es la esencia de ser empresario’. Dedicamos recursos y personas a investigar constantemente, como paso previo a generar innovación de verdad. Esto no va de golpes de genialidad”. Y así han ido surgiendo materiales que se han convertido en referencias mundiales.

La baza internacional
La segunda clave es la internacionalización. Los primeros pinitos fueron en los arranques de la empresa, en 1985, con la apertura de delegaciones comerciales en Francia y Alemania, pero el paso definitivo lo realizaron en 1997 cuando crearon la primera filial, en Estados Unidos. Le seguirían Holanda, Alemania, Brasil y Londres.
“Las empresas empiezan exportando, haciendo su primera venta a un cliente internacional, luego vienen otros, y así se va ganando confianza y experiencia. El salto importante viene cuando eres capaz de apostar de forma duradera por un mercado, con inversiones fijas en activos. Las empresas familiares tienen que desprenderse de complejos y clichés para dar el salto a la internacionalización”, afirma.
La política de expansión internacional se ha basado sobre todo en el establecimiento de Cosentino Centers –una fórmula que combina plataforma de distribución con servicios (showroom, asesoramiento y formación), de los que tiene 90 repartidos por todo el mundo– y filiales comerciales con activos propios, en 20 países.
Otra fórmula comercial que están desarrollando es el Cosentino City, un espacio expositivo situado en pleno corazón de las grandes ciudades. El primero se inauguró en Sidney en 2013 y las siguientes aperturas serán en Nueva York y Singapur. Y apostando fuerte por la localización, ya que este mercado global se suministra prácticamente íntegro desde el Parque Industrial de Grupo Cosentino en Almería: con una superficie total superior al millón de metros cuadrados, es el centro productivo, administrativo y logístico desde donde el grupo controla y supervisa el sistema de distribución de todo el mundo.
En este parque se encuentran las principales fábricas de producción: las tres plantas de producción de Silestone® y Eco by Cosentino®, la fábrica de mármoles Cosentino, la fábrica de producción de Dekton®, un moderno centro de fabricación de encimeras y una planta dedicada a la producción de materiales especiales y la generación de millones de muestras físicas, además de una plataforma logística inteligente automatizada.
Todo ello manteniendo su carácter de empresa familiar, pero sin perder de vista la profesionalización: “Soy un defensor de la empresa familiar porque es la que mejor transmite los valores de apuesta por el largo plazo. Pero hay que estar siempre atentos a incorporar el mejor talento, esté en la familia o fuera. Es una fatalidad que una empresa se frustre por disputas familiares”, concluye Martínez-Cosentino.
Del mármol al SilestoneEl gran acierto de Grupo Cosentino ha sido apostar continuamente por desarrollar nuevas superficies, hasta el punto de invertir el 1% de las ventas en I+D. Fruto de esta inversión es la actual posición de liderazgo de la superficie de cuarzo Silestone, pero no es la única. Veamos cuáles son los nuevos materiales:
Silestone. Marca líder mundial en la categoría de superficies de cuarzo, es un material compuesto en más de un 90% de cuarzo natural. Está presente en las construcciones más singulares del mundo como el Hotel Burj Al Arab de Dubai, el estadio Wembley de Londres, la Torre Agbar de Barcelona, o la tienda Flagship de Telefónica en Madrid. Y ha sido utilizada por prestigiosos diseñadores y arquitectos, como los hermanos Fernando y Humberto Campana o el arquitecto Daniel Libeskind.
Dekton. Es el último gran lanzamiento de la casa: una superficie ultracompacta lanzada comercialmente en 2013, cuyo desarrollo supuso más de 22.000 horas de investigación y 128 millones de euros.
Eco. Está compuesto en un 75% por materiales reciclados. Establece un nuevo estándar para la construcción y el diseño sostenibles, creando una nueva categoría de marca: las Superficies recicladas. Ha sido aplicado en lugares emblemáticos como el restaurante Jules Verne de la Torre Eiffel o el Centro de Visitantes de Wildlife Trust en Oxfordshire. “Tenemos una obligación ética como empresarios de actuar con responsabilidad, de diseñar productos adecuados para las personas”, afirma Francisco Martínez-Consentino.
Sensa. Es la marca de granitos de Cosentino con una exclusiva protección antimanchas.
Scalea. Engloba la oferta de piedra natural: mármoles, calizas, cuarcitas y pizarras.
Prexury. Material elaborado a partir de piedras semipreciosas y materiales naturales.
En esta búsqueda de nuevos materiales, ¿veremos pronto superficies y encimeras inteligentes? “Debo ser discreto y no contar cosas en las que investigamos. Hoy todo es más posible que en ninguna otra época”, señala.