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Gik Live: los cinco veinteañeros que inventaron el vino azul de los ‘millennials’

Con más de 400.000 botellas vendidas en más de 25 países (acaban de entrar en EE.UU.), el Gik Blue o vino azul ha revolucionado el tradicional sector vitivinícola. La empresa, ...

21/03/2018  Isabel García MéndezCasos de éxito

Todo empezó casi como un juego, como una provocación, como una necesidad de romper moldes y, por qué no reconocerlo, también por diversión. “Queríamos crear una revolución, algo que fuera diferente. Así que buscamos un sector que necesitara un soplo de aire fresco y nos pareció que el mundo del vino era perfecto: era un mercado muy clásico, muy reglado, muy tradicional y envuelto en cierto aire de elitismo. Y decidimos crear allí un producto que nos gustase a nosotros, a una generación que no se había criado en la cultura del vino, sino en la de los refrescos y los combinados. Así surge Gik Blue, el vino azul, que para nosotros no es un vino sino una revolución. Es una bebida alcohólica, 100% uva: 99% vino y 1% de mosto”, explican desde el equipo de Gik Live.

Y aquí va la primera declaración de intenciones: así es como quieren que se adjudiquen todas las declaraciones de esta entrevista: sin personalismos, sin individualidades, porque “el proyecto ha salido adelante gracias a todos nosotros”. Ese “nosotros” está integrado por Aritz López, Taig Mac Carthy, Imanol López, Íñigo Alday y Gorka Maiztegi, quienes también se hacen llamar “creadores en Gik Live”, una startup que nació hace cinco años cuando los integrantes de esta irreverente cuadrilla tenían entre 22 y 28 años.

¿Y por qué azul? “No es una decisión frívola. Cuando empezamos no teníamos ni idea de este sector ni de casi ninguno y empezamos a leer libros sobre gestión, marketing, mercados. Así fue como llegó a nuestras manos el libroBlue ocean strategy,de W.Chan Kim y Renée Mauborgne,y el concepto de océano azul frente a océano rojo. En el rojo están los tiburones voraces que se pelean por el mismo público. Mientras que en el azul,gracias a la innovación, puedes crear mercado y desarrollar tu propio segmento, y nos pareció auténtica poesía pasar del líquido rojo del vino al azul que proponíamos nosotros. Además, el azul es un color que se identifica con nuestros valores de empresa: innovación, tecnología, futuro, fluidez…”

El producto nació hace cinco años, pero salió al mercado hace dos y medio, a principios de 2015. “Está en el mercado gracias a un equipo de ingenieros químicos, fruto de la colaboración con la Universidad del País Vasco y con industrias agroalimentarias. Para conseguir el característico azul índigo utilizamos dos pigmentos orgánicos: la antocianina (procedente de la piel de la uva tinta) y la indigotina (procedente de una planta), que al combinar dan ese color”. El resultado, además del llamativo tono, es una bebida fácil de beber y adaptada a todo el mundo, “con un sabor muy propio, dulce, fresco y muy de verano”, que ha tenido bastante buena aceptación tanto en catas a ciegas como en catas de profesionales. “El feedback está siendo muy positivo y nos anima a seguir con nuestra revolución, pero la parte más purista del sector es la más reacia, nos han llegado a decir que nos dediquemos a hacer aplicaciones para el móvil y que dejemos el mundo del vino”.

A la hora de fabricarlo trabajan con diferentes bodegas de distintas áreas geográficas: “Eso nos permite tener flexibilidad y abaratar costes de producción. Trabajamos más con personas que con uvas, porque cuesta encontrar personas del sector que apuesten por la innovación. Compramos el producto base a la bodega y ellos nos facilitan las instalaciones. Allí nuestro equipo de I+D realiza el producto”.

Precio medio. Reconocen que una de las tareas más complejas fue establecer la franja de precio: “Era un producto especial, resultado de un proceso complejo, y por tanto no podía ser barato, pero tampoco queríamos que fuese prohibitivo. Así que se sitúa en la franja de 7-8 euros”. El antivino, como les gusta llamarlo, tiene una graduación de 11,5 grados.

La acogida ha sido mucho más espectacular de lo que ellos mismos esperaban. De hecho, “por las previsiones que nos habíamos hecho no pensábamos lanzarnos al mercado internacional hasta más adelante, pero empezó a escribirnos un montón de gente de otros países y el resultado es que ahora mismo estamos en Francia, Alemania, Reino Unido, Grecia, México”, y así hasta 25 países, y a punto de entrar en Estados Unidos.

Empezaron como e-commerce, Gik Live asumiendo el coste de envío – “es un pequeño esfuerzo, pero se enmarca dentro de la filosofía de libertad absoluta que queremos que tenga nuestro cliente al adquirir el producto”– y hace año y medio dimos el paso al offline a través de El Corte Inglés, los duty free de los aeropuertos y otros distribuidores, hasta alcanzar los 300 puntos de venta. En total han vendido ya 230.000 botellas.

Hoy Gik Live lo constituyen 12 personas y, de momento, no se plantean desestabilizar otros sectores, “el objetivo es llevar la revolución lo más lejos que nos quiera llevar. Trabajamos por llevar Gik a lo más alto y sacar un producto de calidad. Estamos enamorados del producto tal y como es”, aunque les salgan copias: “Desde el principio sabíamos que surgirían, pero no nos da ningún miedo no estar solos”, concluyen.

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