Si te gustan las ‘chuches’ y más en concreto, el regaliz, seguro que has probado alguna de sus creaciones, porque producen entre 25 y 30 millones de kilos de regaliz al año. Por eso, se definen como “el principal fabricante de regaliz del mundo y contamos con la gama más extensa del mercado adaptada para todo tipo de consumidores (celíacos, veganos, con certificado Kosher para el mercado hebreo y Halal para el islámico…). Con una experiencia de cerca de 50 años, somos el mayor fabricante español de golosinas, con una importancia rotunda en las familias de caramelo de gelatina, marshmallow, chicle, caramelo duro, caramelo con palo y caramelo masticable. Nuestra principal tarjeta de presentación es el regaliz, la categoría que más crece a nivel mundial”, asegura Antonio Andrés Sánchez Bernal, presidente de la multinacional murciana Fini Golosinas.
La compañía cuenta con dos centros productivos, en España y en Brasil, y produce 75.000 toneladas de golosinas cada año. Exporta el 80% de sus productos y vende en más de 100 países. Cuenta con nueve filiales internacionales (EEUU, Brasil, Colombia, Italia, Chile, Reino Unido, Francia, Portugal y Perú) y más de 2.000 trabajadores a nivel global.
Una marca divertida y transgresora
Sánchez Bernal, hijo del fundador de la compañía, afirma que la misión de Fini es divertir a los consumidores y ser transgresores con todos sus lanzamientos. “De hecho, nuestro tono de marca y nuestro posicionamiento así lo corrobora en todos los ejes que giran en torno a la empresa. Nuestra apuesta por la innovación continua nos ha llevado a implementar los últimos avances tecnológicos en todos los aspectos de nuestro negocio, con el objetivo de optimizar todos nuestros procesos y, por consiguiente, ser más eficientes y eficaces en todas nuestras áreas de trabajo”.
El presidente de Fini sostiene que el sector de las golosinas está en constante evolución y dinamización para encontrar nuevos sabores, texturas, formas y estilos que seduzcan a los consumidores y, sobre todo, que sorprendan. “Ahí entramos nosotros. La innovación es uno de nuestros pilares estratégicos, además de la calidad y la internacionalización de la compañía. Contamos con un departamento de I+D+I responsable de dar con las fórmulas más novedosas y revolucionarias del sector; con un equipo de marketing que siempre está pendiente de las últimas tendencias, investigando y analizando cuáles son las necesidades y demandas del consumidor, y con un equipo de producción que destaca por la capacidad de adaptación, flexibilidad, rigidez y compromiso en ofrecer todos nuestros productos con la máxima calidad. La sinergia positiva de estos departamentos, junto con la visión transgresora y divertida de los valores que impregnan la compañía, hace que seamos una marca que se arriesga y se atreve, lo que nos ayuda a encontrar el éxito y potenciar nuestras ventajas competitivas”.
En esa línea, Fini siempre está inmersa “en una constante dinámica de innovación orientada siempre en la búsqueda de los mejores y más sorprendentes productos para sus consumidores. Por ejemplo, fuimos pioneros en desarrollar el regaliz sin gluten de todo el mercado; contamos con golosinas aptas para consumidores veganos; con certificados Kosher, para la distribución en el mercado hebreo, y Halal, para el mercado islámico. Todos los consumidores son importantes para Fini y queremos que estos pequeños placeres sean disfrutados por la mayor parte del mundo”.

Desde una pequeña fábrica de chicle artesanal
Y todo empezó en mayo de 1971, de la mano de Manuel Sánchez Cano, que tenía una empresa de licores. “Mi padre se fijó también en el sector de las golosinas. Y, aunque en un primer momento mantuvo ambas ideas, finalmente, se decantó por la producción de chucherías”, recuerda el actual presidente de Fini.
Las primeras creaciones que salieron de la cabeza de Manuel fueron los chicles grajeados y el chicle carrete (el que se enrolla). “Éramos muy pocos, pero como iba funcionando, fuimos aumentando, poco a poco, las líneas de producción y contratando trabajadores. Parte del éxito de nuestro negocio pasa por la humildad y el esfuerzo que hemos mantenido durante todas estas décadas. Los primeros 20 años nos dedicamos exclusivamente al mercado español, pero en los años noventa comenzamos a exportar y a crecer internacionalmente. Apostamos por Brasil en el año 2001, donde inauguramos nuestra primera fábrica (hasta entonces solo teníamos la de España, en Molina de Segura)”, detalla Antonio Andrés.
Desde bien pequeño, se involucró en la empresa de su padre y con los años fue adquiriendo responsabilidades hasta alcanzar la presidencia de la compañía. “Me siento muy orgulloso de formar parte de la historia de Fini, donde con ilusión, esfuerzo y disciplina hemos conseguido alcanzar la actual posición de liderazgo y reconocimiento que tenemos actualmente en el mercado”.
Los primeros pasos para crecer
Antonio Andrés reconoce que en los años setenta, los estudios de mercado eran muy diferentes a los que se realizan ahora. “En aquellos momentos, eran todo dificultades. Aun así, mi padre encontró una oportunidad latente para cubrir una necesidad de mercado existente en España, con el fin de aportar momentos de placer y diversión a pequeños y adultos”.
Cuando vieron que el negocio comenzaba a ser rentable y que la acogida era muy buena, decidieron cruzar la frontera y abrir su segunda fábrica en el país carioca. “Desembarcamos en Brasil causando una verdadera revolución como consecuencia de la introducción de nuevas categorías de golosinas totalmente desconocidas en aquel país. Fuimos los primeros fabricantes de caramelos de gelatina, marshmallow y más recientemente, de regaliz; apuesta difícil, porque supuso tener que educar a los clientes y consumidores en productos totalmente desconocidos hasta la fecha. Nuestro dominio del mercado brasileño en estas categorías representa entre el 70 y 90% de la cuota de mercado en las diferentes categorías. Como anécdota, el consumidor brasileño se refiere a los caramelos de gelatina como Fini, al igual que ocurre en España con la Coca Cola o el Pan Bimbo”.
En aquella época, todo era más difícil y el desconocimiento de las recetas y de las necesidades de producción eran enormes. “Se aprendía con el sistema de prueba/error a través de los diversos intentos y fracasos. El equipo humano era mínimo y no había un laboratorio en el que pudieras testar las fórmulas antes de aplicarlas. La experiencia se adquiría con los fracasos, pero, a través de la constancia, el continuo esfuerzo y el aprendizaje, se conseguían los resultados deseados. Con el paso del tiempo y la experiencia adquirida, hemos ido puliendo nuestras golosinas hasta conseguir que sean casi perfectas. Trabajamos constantemente para ofrecer a nuestros consumidores nuestra mejor versión. Conocemos las tendencias, los gustos de nuestro público y por eso sabemos qué golosinas son las favoritas y preferidas por nuestros consumidores”, asegura el presidente de Fini.

El valor de la escucha activa
Sin duda, lo que les aporta un gran valor “es el tono de comunicación que aplicamos a todo lo que hacemos y que tenemos con nuestra comunidad. Somos divertidos y así lo materializamos. Uno de nuestros pilares principales es la escucha constante a nuestros consumidores a través de nuestros canales sociales desde donde nos comunicamos directamente con ellos. De hecho, sus opiniones son muy valiosas para nosotros y gracias a esta estrategia de escucha activa, podemos focalizar y encaminar nuestras acciones y lanzamientos hacia las necesidades de nuestros clientes e incluso, adelantarnos a ellas. Esto es un aspecto que consideramos clave para mantener nuestra posición de liderazgo en el mercado y en las distintas categorías de producto. Además, realizamos periódicamente investigaciones de mercado para adelantarnos a las futuras tendencias que acabarán por afianzarse en la sociedad”, subraya el presidente de esta compañía murciana.
En cuanto a sus distribuidores, cuentan con presencia a nivel mundial en casi todos los canales. “Cuidamos mucho a nuestros clientes, apoyándonos mutuamente. Creemos firmemente en las estrategias win-win [ganar-ganar], de ahí que nuestros clientes sean uno de los ejes más importantes de Fini. Nuestros clientes más importantes son varias de las grandes cadenas de distribución retail en el mundo, llámese Carrefour, Lidl, Tesco, Sainsbury´s, etc. Ponemos siempre todos nuestros esfuerzos a través de un completo plan de apoyo integral para nuestros clientes por medio de activaciones promocionales y ambientaciones en el punto de venta. El secreto está en apoyarnos mutuamente por un fin común”.
Evolución del negocio
Respecto a la distribución, “tenemos una posición muy relevante en todos los canales, destacando en España el canal retail, donde somos el fabricante español líder del mercado y la marca que más crece. Además, somos una de las marcas más relevante del mercado a nivel de notoriedad de marca, encontrándonos en el top 10 del total de marcas de gran consumo con mayor reputación en redes sociales. Por otro lado, somos conscientes del problema medioambiental que sufre el planeta y tenemos el compromiso de hacer todos nuestros envases reciclables. Vamos por el camino correcto, porque ya contamos con el 70% de envases reciclables”.
Las ventas de la compañía en el ejercicio 2019 se elevaron hasta los 224 millones de euros, “habiendo duplicado facturación en 5 años. 2020 ha sido un año de transición para Fini. La Covid 19 ha supuesto una piedra en el camino como en la práctica mayoría de sectores y ha supuesto una pequeña reducción en los resultados brutos de facturación, si bien hemos mantenido nuestro resultado operativo. Se puede decir que la Covid 19 ha sido el mayor reto que hemos enfrentado hasta el momento y nos ha obligado a ser mejores para seguir siendo competitivos”, sostiene el presidente de Fini, que explica que han elaborado un plan estratégico nacional e internacional 2020-2024, “por lo que nuestras perspectivas de crecimiento en las distintas categorías de producto son muy buenas, consolidando la actual posición y reconocimiento que tenemos a nivel nacional e internacional”.