La primera y gran consultora española en China la fundó, curiosamente, no un español sino un belga, Jan Borgonjon, quién inauguró esta línea de negocio en 1994 “al apercibirse de las dificultades de las empresas españolas ahí”, explica Pedro Conesa, director de la oficina de Interchina en España. Borgonjon, conectado con España a través de la escuela de negocios CEIBS de Shanghái, asociada al IESE, se rodeó de un grupo de socios chinos y españoles en una consultora que nacía con perspectivas magníficas ya que podía nutrirse con los MBA del propio CEIBS, muchos de ellos chinos regresados de España. Según Conesa, lo último que debe hacer un empresario español es presentarse en China por las buenas, sin ayuda y sin contactos. “Lo puedes hacer en Europa o Latinoamérica, pero no ahí. Ningún chino hará negocios con un desconocido. Antes de firmar cualquier cosa, requiere conocer a los interlocutores; sólo puedes tener éxito si conoces su cultura y forma de trabajar y respetas una serie de reglas”, aclara.
Lo que ofrece Interchina es acompañar a sus clientes a lo largo de toda la cadena de decisiones, incluso después de su implantación, desde la etapa de análisis estratégico y del mercado a la búsqueda de socios o posibles empresas a comprar pasando por el apoyo a la instalación y gestiones burocráticas.