A Teresa Alarcos cuesta seguirle el paso. Cuando no está en algún consejo de administración, está dando conferencias, promocionando su libro, mentorizando a emprendedoras u organizando eventos dentro de la fundación W Startup Community que ella misma fundó con el propósito de promover la presencia de mujeres en entornos tecnológicos y mostrar al mundo los proyectos de innovación de mujeres cofundadoras o fundadoras en startups.
En cualquier caso, el objetivo siempre es el mismo: abogar por la diversidad dentro de las corporaciones y los órganos de decisión haciendo especial hincapié en la presencia femenina.
Plantar un árbol, tener un hijo, escribir un libro y montar una startup
De esto va también su libro ‘Emprendedoras: Las líderes que cambian el mundo en la era digital’, cuya escritura abordó durante los meses del confinamiento. “Nunca antes pensé en escribir un libro”, declara, pero ahora reconoce sentirse mucho más realizada. En alguna de sus intervenciones recuerda las palabras del poeta cubano José Martí, quien decía que, para trascender en esta vida, hay que hacer al menos tres cosas: “plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro” a las que Teresa Alarcos añade una cuarta misión: montar una startup.
De ser así, Alarcos sería una mujer plena porque tiene todos los deberes hechos. Madre de dos hijos gemelos, cuando nacieron tuvo que abandonar una brillante carrera como ejecutiva que llevaba años desempeñando en empresas como L’Oreal Paris, Lycos Europe Gutteloch, o Yoigo Madrid, entre otras.
No obstante, nunca se desvinculó del mundo de la empresa en cuyo conocimiento ha seguido avanzando. Actualmente es una de las voces nacionales más autorizadas y activas en el mundo del emprendimiento femenino, no solo como fundadora y presidenta de W Startups Community, sino también como vicepresidenta de Esade Cultural, Innovation Alumni Club o como miembro de las Diversity and University Comissions en Alastria Blockchain Consortium. Es también miembro de la red internacional de Directoras no Ejecutivas “Women Corporate Directors” respaldado por KPMG y Spencer Stuard globalmente.
Una red global de mujeres digitales
En este momento, la lucha de Teresa Alarcos se centra en empoderar el papel de la mujer en el emprendimiento tecnológico e incentivar su contribución al ecosistema emprendedor. No es que haya que rascar demasiado porque, como ella misma dice, “no son mirlos blancos”, pero sí que es necesario ponerlas en valor y darles visibilidad.
Las cifras que barajan en W Startup Community justifican la iniciativa:
-Solo 17 de cada 100 startpups están lideradas o colideradas por mujeres.
-Dentro de países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) solo hay un 12% de mujeres TIC en España vs 19% en el conjunto de la OCDE de manera que las mujeres en ingenierías representan solo el 24%.
-Los hombres representan el 93% del tejido de Venture Capital.
Partiendo de este escenario, W Startup Community aspira a establecerse como el “referente, integrador, coordinador y desarrollador del ecosistema global de startups e innovación”. Y un propósito muy ambicioso detrás: integrar a la mujer en el mundo digital y divulgar la tecnología para hacerla más cercana y accesible a todos.
Hasta ahora, W Startup Community ha conseguido crear desde España una red global en la que participan más de 3.000 mujeres que son un referente mundial en emprendimiento femenino y que donan su tiempo de forma voluntaria para formar y ayudar a que otros proyectos salgan adelante.
Hasta 21 casos reales de mujeres emprendedoras de éxito se recogen en el libro, cuya edición en inglés, ampliada y revisada, está ya en máquinas. En total son 21 testimonios de mujeres emprendedoras en tecnología que comparten sus propósitos para no quedar fuera otra vez de la transformación que vive la sociedad con unas tecnologías y un talento emergentes.
“La principal diferencia es que somos menos”
Actualmente, las startups conforman una industria de 2,8 billones de dólares. “Si las mujeres emprendieran más, ¿a cuánto ascendería esa cifra?”, es una de las preguntas que se plantea Alarcos en el libro. Algunos estudios, como uno realizado por Boston Consulting Group (BCG), responden a la incógnita. Según éste, apoyar el emprendimiento femenino impulsaría en 5 trillones de dólares la economía global.
Por lo demás, Alarcos encuentra escasas diferencias entre los proyectos tecnológicos actuales que capitanean mujeres y los de los hombres. “La principal diferencia es que son menos. Por lo demás, la mujer está presente en todos los sectores, insurtech, fintech, proptech, retail, biotecnología agro…y en todos hacen uso de tecnologías disruptivas. No es necesario bajar el nivel para encontrar buenos proyectos liderados por mujeres”, sostiene.
Al margen de atreverse con todo, identifica algún que otro rasgo diferenciador en las startups fundadas por mujeres en lo que se refiere al tamaño menor de las empresas y a que suelen apalancar menos y ser más rentables y solventes, pese a tener una mayor dificultad de acceso a la financiación.
A favor también del emprendimiento femenino, una mayor preocupación por alinearse a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la agenda 2030 y la persecución de mayor impacto para el conjunto de la sociedad.
Inercias que hay que romper
Aún así, Alarcos tampoco quiere descargar en el ecosistema toda la culpa de la disparidad entre el emprendimiento de mujeres y el de los hombres. Piensa que las mujeres tienen que crecer en ambición y desprenderse de determinadas inercias culturales.
Una es superar el miedo al fracaso, problema que atañe a ambos géneros por igual. “Eso tiene que cambiar y de hecho está cambiando por esa necesidad de tenemos de innovar para ser competitivos”.
Otra es quitarse el miedo a hacer cosas, algo que afecta más a las mujeres. En este punto Alarcos se refiere tanto a romper con el techo de cristal (limitación en el progreso laboral de las mujeres dentro de las organizaciones) como el suelo pegajoso (Steake floor) que mantiene a muchas mujeres ligadas al ámbito familiar.
Echa, asimismo, de menos un pitch de las mujeres emprendedoras ante los inversores con mayor coraje y pragmatismo. “Tenemos que hablar su mismo lenguaje, hacerlo con convencimiento e ir directas al grano. Tenemos que aprender a hacer discursos más financieros, hablar de KPIs, de clientes, de rentabilidad, de proyección en el mercado…no mintiendo, sino sencillamente hablando de lo que a ellos les interesa. Debemos aprender a vender bien la idea”.
Quedan, pues, unas cuantas barreras por derribar en una carrera en la que las mujeres tienen que acelerar por la sencilla razón de que llegan tarde.