Elon Musk ha sido el gran atractivo del Mobile World Congress. El emprendedor ha aprovechado el evento de Barcelona para presentar su nuevo negocio, Starlink. Se trata de una compañía que pretende hacer llegar Internet a todo el mundo -sobre todo, a los 3.700 millones de personas que aún no tienen acceso a la conexión- a través de su red de satélites.
Pero el nuevo proyecto emprendedor de Elon Musk parece estar en la cuerda floja antes de nacer. Así lo demuestran las declaraciones del fundador de Tesla y SpaceX, que admite que “el objetivo es no quebrar” durante las etapas iniciales. Para conseguirlo, Starlink comenzará su actividad durante el próximo mes, y espera sumar 500.000 usuarios solo en el primer año. Sin duda, unos ambiciosos objetivos que ponen en riesgo la viabilidad del proyecto.
La compañía de Elon Musk ha lanzado 1.500 satélites al espacio, con el objetivo de democratizar el consumo de Internet. El emprendedor ha admitido que Starlink está pensada para llenar el hueco que existe entre la tecnología 5G, que ha llegado para revolucionar múltiples sectores, y la fibra óptica, a la que miles de millones de personas todavía no tienen acceso.
Sin embargo, existen dos grandes pegas que podrían poner en aprietos al emprendedor. En primer lugar, la estratosférica inversión necesaria para acometer el proyecto: entre 5.000 y 10.000 millones de dólares antes de tener un resultado de caja positivo y unos 30.000 millones a posteriori, tal y como cuenta El País; y, por otro lado, las quejas que los astrónomos están presentando ante Elon Musk por la dificultad añadida que los satélites de Starlink suponen para sus trabajos de investigación.
Los últimos negocios de Elon Musk parecen de ciencia ficción
El lanzamiento de Starlink es solo la última loca idea de negocio de Elon Musk, que quiere erigirse como líder de un sector que parece de ciencia ficción. Así, el fundador de Tesla está muy cerca de convertir el turismo espacial en una realidad, en un mercado de mega lujo donde compite con Jeff Bezos.
Musk lleva años invirtiendo grandes cantidades de dinero en SpaceX, su proyecto aeroespacial, que fundó en 2002 soñando que los viajes espaciales podrían ser una realidad algún día. 19 años después, está muy cerca de conseguirlo, algo que el emprendedor sabe muy bien, ya que el año pasado firmó un acuerdo para enviar a ocho turistas espaciales a la Estación Espacial Internacional, con un precio por billete que roza los 30 millones de dólares.
De vuelta a la Tierra, Elon Musk anunció hace unos meses sus intenciones de construir una ciudad tecnológica y futurista, Starbase. El complejo se ubicaría en Texas, muy cerca de la base de lanzamiento de cohetes de su empresa espacial, sería apta para mascotas y contaría con un fuerte componente tecnológico, con las criptomonedas que tanto ha defendido en los últimos meses como principal exponente.