Cooked in Barcelona rompe con todos los esquemas de las empresas de textil. Y lo hace no sólo en la forma de concebir sus creaciones (artículos de moda con aplicaciones de tecnología antimanchas o prendas que se adaptan a los cambios de temperatura y recogen los olores, que espera lanzar al mercado en breve) sino también, y sobre todo, en la forma de vender sus productos: adaptando el márketing de la comida a una tienda de ropa.
Moda fresca
La seña de identidad de la empresa son sus artículos frescos, que se pueden cambiar de color y de sabor en brevísimos espacios de tiempo, según el gusto del consumidor. Una idea que no sólo sirve para “vender” la marca, sino que también forma parte de la esencia de la propia estrategia empresarial: su margen de beneficios depende de
la alta rotación de sus productos. “Había trabajado en márketing en empresas del sector alimentario de gran consumo, así
que pensé en tomar prestadas estrategias de negocio de la alimentación y aplicarlas al textil. Una de ellas es que se produzca esta rotación más que en la venta con margen unitario. Además, como fabricamos en Cataluña, también nos interesa este volumen de movimiento”, explica Jordi Amengol, fundador de la empresa.
- Fabricación local. Apostar por la cocina local es otra clave de su innovación. “Nos interesa fabricar aquí porque así, en el plazo de una semana, podemos tener pantalones diferentes en nuestra tienda y los establecimientos multimarca donde estamos presentes. Es mejor para el negocio. El diseño también se hace en Barcelona, lo cual nos permite ir a los talleres y cambiar sobre la marcha un producto determinado. Si fabricas en China, no puedes cambiar nada”.
- Moda con denominación de origen. “Hoy en día Barcelona es un buen acompañamiento para la marca. Además, cumplimos con lo que anunciamos: es un producto con denominación de origen. Vendemos prendas con un carácter que recuerda a una ciudad mediterránea, fresca y multicultural como Barcelona. Y empezamos a movernos en el mercado internacional”, continúa.
- Ingredientes únicos. “Aplicamos la parte más creativa de la cocina e innovamos con los ingredientes. Partimos de la asociación con otros sectores innovadores para aplicarlos a la moda. Hemos empezado con prendas con tejidos inteligentes que se ajustan a los cambios de temperatura, repelen los olores, son antimanchas o desprenden olor. Luego hemos apostado por la fusión con la tecnología con prendas que permiten conectar el iPod o el mp3”, dice.
- Testeos al minuto. En la tienda de L’Illa Diagonal de Barcelona las prendas llevan etiquetas con tecnología de radiofrecuencia. Esto les permite, por una parte, tener información de todo lo que ocurre dentro del establecimiento. Por ejemplo, un pantalón que entra mucho en el probador y no se vende tiene algún problema: no sienta bien o simplemente no gusta. Saberlo les permite cambiarlo. Además, gracias a estas etiquetas, en el momento en que pasan al probador, las clientas pueden saber a través de una pantalla táctil si hay más tallas o colores del modelo que han elegido.
- El especialidad de la casa. “Otra de nuestras ventajas competitivas es que estamos especializados en el pantalón, una prenda que se compra como una inversión y de forma más racional: se valora que siente bien, que el tejido dé buen resultado y que los acabados tengan durabilidad, entre otros. En este aspecto, nos vemos capaces de competir”, explica el emprendedor catalán.
Innovación by Infonomía