“Yo soy innovador y emprendedor, pero no empresario, porque si lo fuera no aceptaría este tipo de desafíos. El superdeportivo es una locura, pero es que la propia competición también lo es”.
Innovador por encima de todo. “Hace tres años me decían que dónde iba con ese proyecto, que en España se vivía de la obra, y mira ahora. Lo difícil de este tipo de propuestas es convencer a la gente de que es viable. En el fondo no hay locura, sino una visión”.
Asumir riesgos. “A los 29 ó 30 años empecé a sentir la necesidad de hacer algo más”. Y en 2001 decide dejar la concesión de Hyundai y dedicarse a la competición bajo el nombre GTA Motor.