Sus 9.150 metros cuadrados se dividen entre dos niveles: el superior, donde se manejan los materiales para el suministro y el inferior dedicado al procesado del producto. “La materia prima sigue un flujo continuo, todo en el mismo sentido, es decir, no hay marcha atrás dentro del almacén. De tal manera que el aguacate entra por un lado del almacén y se carga terminado por el otra”, explica Fernández.
Para poder acceder a la parte de procesado son necesarias batas, gorros, protección en el calzado… es casi como un hospital esterilizado. “Las normas de higiene y seguridad son muy altas y así queremos mantenerlas en favor de la calidad del producto”, añade. Y de esta forma, de los almacenes salen cada hora 15.000 kilos de aguacates.
La empresa tiene una plantilla fija de 120 trabajadores entre operarios, jefes de producción, biólogos, químicos, ingenieros industriales, peritos agrónomos, licenciados en márketing y publicidad… Todos trabajando y estudiando en un auténtico máster dedicado al aguacate. Lo que no sepan aquí sobre él, es difícil encontrarlo en otra parte.