Se asemeja a los grandes en que no hay MBA, que empezó en un garaje y en cifras de facturación. Se distancia en otras muchas cosas, la primera, las vías originarias de financiación que, lejos entidades o fondos de inversión, procedió de las vacas que Ricardo Buil fue vendiendo a cambio de gigabytes y dominios en internet.
Es el origen de Central de Reservas, donde hay que remontarse a 2001 y trasladarse a Ainsa, una localidad de poco más de 2.200 habitantes en el Pirineo Aragonés. Antes, Carlos y Ricardo Buil, habían intentado montar un negocio de deportes de aventura, hasta que Ricardo, graduado en Turismo, lo vio. “Además del garaje y las vacas, tenía una idea: diseñar una web desde la que reservar alojamientos turísticos fuera tan fácil, tan fácil que nadie volviera a hacerlo en una agencia convencional”. Compró la mitad de la empresa a Carlos y fue vendiendo vacas hasta lograr que la banda ancha y el ADSL llegaran al pueblo.
Entonces, compró dos ordenadores y montó una plantilla con 4 empleados. Al principio operaban sólo en el Pirineo, pero el éxito llegó temprano, por lo que se animó a ampliar el mercado de reservas dentro y fuera de nuestro país creando el portal centraldereservas.com. En 2005, recibían el premio a la Agencia de Viajes Online con mayor volumen de ventas en España.
La sede, en el pueblo, y las oficinas, en Zaragoza
Hoy, tramitan reservas en más de 550.000 alojamientos de todo el mundo, son 100 empleados y facturaron, en 2015, un total 44 millones de euros, cantidad que, de seguir la senda de los ejercicios precedentes, aumentará, al cierre de 2016, en un 30%, es decir, cerca de 60 millones. Aunque la sede se mantiene en Ainsa, el volumen de trabajo les obligó a ampliar infraestructuras y abrir dos oficinas en Zaragoza, una de ellas para albergar el Call Center. El 65% de los clientes son nacionales –solo un 0,02% de Aragón- y el resto internacionales. Todo ello la convierte en la central española con mayor oferta de alojamientos del mercado.
24 jamones y 72 botes de Nocilla
Pero no son estos los únicos datos que facilitan. También, en su página web, hablan de los 24 jamones y los 72 botes de nocilla que se comen al año en las oficinas. Presumen también de la alta tasa de natalidad en la empresa, cuya plantilla, con una media de 34 años de edad, integran, en un 70%, mujeres. «No es política de empresa, es coincidencia», aclara la responsable de comunicación.
Y si el eslogan de la compañía es el “más fácil todavía” para los clientes, también Ricardo Buil se empeña en facilitar las cosas a sus empleados. Así, además de horario flexible y teletrabajo opcional, la empresa ofrece a los trabajadores programas de educación nutricional, yoga y actividades deportivas. El gran día en la empresa es el 1 de abril, fecha en la que se celebra el Día de la Diversión en el Trabajo.
La agencia ha cosechado numerosos galardones, entre ellos el Premio Joven Empresario Nacional al Compromiso Social 2008, o el Premio Aragonés a la Responsabilidad Social de las Empresas 2015. “Las cosas son mucho más fáciles de lo que parecen, pero las personas podemos complicarlas muchísimo”, opina Ricardo Buil, quien, cada vez que puede, sigue escapándose al campo a pasear con las vacas.