La exportación ha sido una de las claves estratégicas de la compañía. “Hace 60 años mis padres vieron claro que el futuro estaba en la exportación –explica Antonio Castañer, consejero delegado–. Desde entonces hemos aplicado a rajatabla este concepto y en este momento el 80% de nuestra producción se vende en el exterior”.
Corrían los años 50 cuando empezó el declive del sector y de la empresa. Entonces la dirigía Lluís Castañer. Un nuevo producto, el vulcanizado, es decir, la inyección de goma en la suela para hacer el calzado más resistente, amenazó seriamente la sencilla espardenya, la alpargata de esparto. Las famosas Chirucas hacían furor. Además, los campesinos dejaban el campo para ir a la ciudad y convertirse en obreros y ya no querían sus alpargatas, sino otro tipo de calzado.
Fue en los 60 cuando el negocio pasó a manos de su hijo primogénito, Llorenç, abogado de profesión, que cogió el testigo de su padre. En la aventura le acompañó su mujer, Isabel Sauras, destinada entonces a ser simplemente la mujer de un pequeño empresario local y a ocuparse de las tareas del hogar. Un accidente del marido la llevó a ser el eje central de las grandes transformaciones que la compañía inició entonces.
VOCACIÓN EXTERIOR TEMPRANA
La decisión fue bastante radical. Tuvieron claro que debían cambiar el cliente. Si en España no vendían, irían a buscar otros mercados. Al fin y al cabo, parecía que a muchos turistas que iban a la Costa Brava les gustaban sus alpargatas. Ayudados por la imagen de Dalí, del movimiento hippie y la imagen de comodidad que recordaban de sus vacaciones, empezaron a comprarlas en sus países.
Actualmente exportan a un total de 35 países. La mitad de la venta exterior se consume en Europa, seguida a distancia de Japón, Estados Unidos y China. Entre los países europeos, destaca Italia, que también tiene una gran tradición de calzado artesano y en el que venden el 23% de la producción. Francia es el segundo con un 21% y España el tercero con un 19%.
EN LO ALTO DE LA CUÑA
Otra de sus estrategias fue ir a ferias internacionales. A finales de los 60, en una de París conocieron a Yves Saint Laurent. Les hizo una simple pregunta: “¿Podríamos poner un talón a esta alpargata?”. Así nació la primera alpargata con cuña, el modelo Campesina, y el despegue de la marca que ha convertido una alpargata de payés en una pieza de moda glamurosa, capaz de compartir espacio con las firmas más importantes de moda de lujo. Ha sido aunar el know how de Castañer al diseño de las firmas de lujo. Hoy este modelo todavía se produce, aunque en una simbólica cifra de 1.000 pares anuales.
La fabricación para otras marcas de lujo representa el 25% de la facturación. “Ellos hacen sus creaciones y traen sus propuestas de materiales, se sientan con nuestro equipo de diseño y entre los dos acabamos de pulir el producto, modificando lo que sea necesario”, explica Castañer. En este momento fabrican para Hermès, Louis Vuiton, Balenciaga, Fendi, Gucci, Lanvin, Clhoe , Paul Smith e Yves Saint Laurent.
DISEÑO Y DISTRIBUCIÓN
Pero Castañer tiene una marca propia y reconocida. “Nuestro producto no es de gama alta. Es bastante aspiracional y quien quiera un zapato de este estilo, llega antes a nosotros que a los de más lujo. Queremos ser los baratos de los caros”, aclara.
La marca de la casa es conseguir un producto donde prime el diseño buscando la portabilidad y comodidad. Hay un equipo de diseñadores dirigidos por Isabel Sauras. “Queremos mantener nuestra personalidad en los diseños, en los que el yute es pieza de distinción”, dice Castañer.
En su fabrica de Banyoles se elaboran los prototipos que después formarán parte del muestrario. Hay modelos y materiales que antes de ponerse a la venta se testan en las tiendas propias: “Únicamente testamos los más arriesgados e innovadores”. Las nuevas colecciones son un mix de la situación económica, el histórico de las ventas del año anterior y de las opiniones que recogen de forma sistemática entre los clientes.
SELECCIÓN DE PUNTOS DE VENTA
Castañer está en unos 1.000 puntos de venta, muchos en corners de tiendas multimarca. Tienen, además, 13 tiendas propias en las que se encuentran sus colecciones completas. La imagen de marca es importante y las tiendas lo reflejan con un diseño minimalista, donde la iluminación tiende a destacar lo fundamental: el calzado.
En España hay tres en Madrid y una en Barcelona, Sevilla y Girona. En Francia, uno de sus grandes mercados, tienen dos en París y una en Saint Tropez y Avignon. Por otra parte, el creciente mercado japonés les ha llevado a abrir dos tiendas en Tokio y una en Osaka. Tienen también dos corners importantes en el Corte Inglés y en las Galerías Lafayette.
“Cuidamos mucho a nuestros clientes queremos que nuestro producto sea exclusivo y para eso no podemos hacer una distribución a gran escala, sino seleccionando mucho los puntos de venta. Somos muy selectivos con las tiendas”, completa Castañer.