El de Bibiana Infante es un ejemplo de la normalidad con la que se puede convivir con una discapacidad casi sin darse cuenta, pese a que le ha acompañado desde su nacimiento. “Yo no sabía que era discapacitada hasta hace pocos años. Alguien me dijo que quizá tuviera algún grado y, entonces, me la detectaron. Con eso quiero resaltar que, más o menos, me he podido manejar muy bien en la vida”.
Bibiana presenta albinismo y, relacionado con ello, tiene ciertas dificultades visuales que le confieren un 66% de discapacidad. “Tengo problemas con la luz y con el sol y no veo muy bien, pero incluso puedo leer”, explica. De esta manera, esta situación apenas incidió a la hora de desarrollar su vocación y estudiar Psicología. “Trabajo en psicología clínica, en todo lo relacionado con la psicología de la salud: ansiedad, depresiones, etc. Al terminar la carrera, estuve trabajando en diferentes lugares de España. A partir de la experiencia que adquirí, decidí lanzarme y montar mi centro de psicología”. De esta manera nació Superapsicólogos, el gabinete que dirige en La Coruña.
Además de sus inquietudes profesionales y el deseo de trabajar “para sí misma”, su discapacidad también influyó en su decisión. “Al final del día veo un poco peor porque tengo la vista más cansada. Es frecuente que los clientes acudan después del trabajo. Entonces pensé que, antes de que mis jefes se pudiesen sentir decepcionados, prefería ser mi propia jefa”. Sobre las ayudas recibidas, reconoce la importancia de la Fundación ONCE en el desarrollo de su idea (12.000 euros euros a fondo perdido). También cuenta con una rebaja en su cotización a la Seguridad Social por la contratación de una persona con discapacidad.