El 15 de agosto de 2007, un fuerte seísmo de intensidad 5,7 en la escala de Ritcher asolaba Perú, especialmente la región de Pisco, y provocaba la destrucción del 70% de la comarca. Apenas 48 horas después, las primeras potabilizadoras portátiles estaban en funcionamiento abasteciendo de agua potable al 36% de los habitantes de la zona. Eran españolas y las fabrica la empresa sevillana Dinotec, especializada en tratamiento de aguas y medioambiente. “Esa iniciativa se llevó a cabo en colaboración con Bomberos en Acción. Siempre tenemos cuatro plantas, en Madrid, listas para salir en cualquier momento”, explica David Reyero, director general de la compañía.
La ventaja de estos diseños es que tienen un tamaño mínimo (1×1 m), lo que les permite entrar en las bodegas de cualquier avión comercial. Así en menos de 48 horas están listas para instalarse en cualquier lugar del mundo donde se produzca una catástrofe. En ese mínimo espacio son capaces de potabilizar 3.000 litros/hora, lo que equivale a unos 80 m3 al día, suficiente para dar de beber entre 600 y 800 personas. Son los únicos del mundo que fabrican este modelo, del que tienen la patente desde 1999.
“En aquella época hicimos el primer prototipo porque detectamos una necesidad de agua en Colombia y de aquel proyecto surgieron las 13 primeras plantas. Se trataba de hacer modelos pequeños y sólidos que, en poco espacio, tuviesen capacidad para potabilizar una gran cantidad de agua. Al principio las trasladábamos en helicóptero pero se dañaba la estructura. Empezamos a trabajar directamente con las ONG, especialmente con Bomberos en Acción, y eran ellas las que nos iban pidiendo las mejoras que detectaban. Gracias a ese trabajo de campo, pudimos perfeccionar el modelo y ahora fabricamos unas 50 unidades cada año”.
Hoy tienen plantas portátiles por todos los rincones del mundo. “Los beneficios empresariales son realmente bajos, pero los emocionales son altísimos. Es una satisfacción enorme poder trabajar codo con codo con las ONG”, asegura su director general. Las potabilizadoras tienen un precio de entre 15.000 y 20.000 euros y los clientes son las propias ONG.
¿Cómo acaba una ingeniería sevillana liderando un proyecto mundial? Sobre todo, nnovando. “El departamento de I+D tiene claro que debe sacar entre tres y seis proyectos nuevos cada año”, señala David Reyero.
La metamorfosis
Dinotec se creó en 1975 como empresa para tratar piscinas. “Luego pasamos a la filtración, seguimos con aguas potables y después nos lanzamos al tratamiento de aguas residuales. Ahora decimos que somos especialistas en agua”, resume Reyero.
Dinotec está presente en los sectores donde es necesario el tratamiento de aguas. Como muestra, dos botones: el 80% de las aguas que se producen en los mataderos de aves en España son tratadas por Dinotec y el 65% de las que se producen en las plantas de biodiésel, también.
Es precisamente en las depuradoras llave en mano donde está el negocio de Dinotec. Los clientes aquí son de tres tipos: concurso público (urbanizaciones de pueblos, estaciones depuradoras públicas), constructoras e industrias que realizan vertidos.
Algunas claves sobre las que se base el éxito de la compañía son las siguientes:
Promoción interna. Para profesionalizar la empresa se ha creado un equipo de cinco directores, de los cuales cuatro eran de la casa. “Teníamos gente muy válida, preparada y que, sobre todo, tenían muy inculcado el espíritu de la compañía. Son los que yo llamo el equipo de sangre azul, por el color del logotipo de Dinotec y por el del agua”. La promoción interna llegó también a los jefes de área: los 15 actuales proceden de la “cantera” o en palabras de David Reyero, “la empresa al final está en manos de la que gente que realmente la siente como propia”.
Formación. Para poder promocionar al personal se les ofrece formación continua. En una empresa de servicios y de ingeniería resulta crucial estar al día continuamente de todos los avances que se producen en el sector.
Control numérico de los departamentos. “Se mide absolutamente todo. Hemos conseguido cuantificar todos los objetivos. Éstos los establecen los jefes de área de acuerdo con su director y quincenalmente los revisamos juntos”. La clave es dejar hacer a cada departamento, lo que se supone una implicación más directa en la consecución de las metas.
La llamada exterior. Aunque en España todavía queda mucho por hacer, ya que, como reconoce Reyero, sólo se depuran entre el 50% y el 60% de las aguas, su gran apuesta de futuro pasa por la internacionalización. Prueba de ello es que en apenas cinco años, el porcentaje de facturación que procede del exterior se ha multiplicado por cinco, desde los 350.000 euros que suponía esta partida en el 2004 hasta 1.500.000 euros que prevén en 2008. “Hemos abierto delegaciones en Portugal, México, Perú, Marruecos, Argelia, República Checa, Egipto, Rumanía y Angola y hemos creado sociedades en Perú, Rumanía y Marruecos.” La clave de esta expansión está en lo que Reyero resume como “tener una estrategia muy clara y no dejarse llevar por ofertas tentadoras”.