Lo primero que tienen claro en The Collider es que no es lo mismo la innovación incremental que la disruptiva. Mientras que la primera se basa en la incorporación de alguna mejora a lo que ya existe, la disrupción exige un avance tecnológico y científico real, con implicaciones empresariales. Es decir, en esta segunda variante hay pensar y hacer las cosas de una manera distinta a cómo se venía haciendo, de forma que transformes una industria y cambies el paradigma. Para distinguir entre un tipo de innovación y el otro se acuñó la expresión anglosajona ‘deep tech’, una tecnología profunda que suele tener su origen en los avances científicos que se producen en las universidades y parques tecnológicos. En sus laboratorios es donde rastrea The Collider la producción científica y tecnológica básica ya validada con posibles aplicaciones industriales. Aclarar que esa producción en nuestro país es bastante gruesa, teniendo en cuenta que España está en el top 12 en cuanto a producción y publicaciones científicas. Somos especialmente buenos en áreas como Digital Health, energía, IA o sensórica.
Por otro lado están las empresas interesadas en innovar para lo que ponen parte de su presupuesto al servicio del I+D+i. Según Óscar Sala, el director de The Collider, solo un 5,5% de las, aproximadamente, 10.179 empresas españolas que invierten en I+D+i recurren a las universidades para encargar esa investigación. La consecuencia es que, de cada 1€ que España invierte en investigación científica en sus universidades, se obtiene una rentabilidad de 30.000 euros, mientras que ese mismo euro en países vecinos se traduce en 270.000 euros facturados. Ello ocurre porque, en lugar de aprovechar al máximo el potencial de ese nuevo conocimiento, nos limitamos a unos pocos casos de aplicación adentrándonos en ‘el valle de la muerte’ antes de tiempo. En el caso de una tecnología, el death valley hace referencia a la travesía que debe recorrer una oportunidad tecnológica hasta aportar valor al mercado, esto es, convertirse en un negocio que genera beneficios y compensa con creces la inversión.
La causa principal de la brecha que existe entre el mundo del conocimiento científico y tecnológico y el mundo de la empresa, la encuentra Óscar Sala en el uso de lenguajes totalmente distintos. Para conseguir que se entiendan y que ambos confluyan en beneficio de un bien común y compartido con la sociedad y el mercado, es para lo que nace el programa de innovación y transferencia deep tech The Collider, aprovechando el paraguas inmejorable del Mobile World Capital Barcelona (MWCapital).
La solución de The Collider al gap
Partiendo de que la principal contribución que buscan en The Collider es convertir en valor de mercado el conocimiento científico y tecnológico y dar así respuesta a los retos que plantean la industria y la sociedad mediante la innovación deep-tech, se les ocurrió introducir un tercer valor en la ecuación: el de los emprendedores y las startups.
Para ello han creado un programa de venture builder que une a los científicos e investigadores con emprendedores, las corporaciones y los inversores, mediante la creación de startups pioneras de base tecnológica. Se trata de unir a los principales actores y cocrear escuchando al mercado el objeto de aumentar las posibilidades de éxito. En cuanto a la forma de proceder es la siguiente:
1.-Análisis del mercado: El equipo de The Collider se reúne anualmente con cientos de corporaciones y empresas de todo tipo para conocer de primera mano cuáles son los dolores que les aquejan y los principales problemas que enfrentan sus industrias de cara al futuro. En este apartado, los expertos de The Collider tratan también de averiguar la preparación y apertura del mercado para adoptar determinadas innovaciones.
2.- Identificación de investigaciones y tecnologías disruptivas. Para ello hacen un rastreo para detectar investigadores principales e investigadores postdoctorales interesados en orientar su carrera académica en el mundo empresarial e impactar en la sociedad con su investigación aplicada a una realidad de mercado. Se les pide experiencia demostrada en Inteligencia Artificial y Plataformas de Datos, XR / 3D, Blockchain, Internet de las Cosas, Hardware y Robótica, Dispositivos Médicos, Nuevos Materiales y / o 5G. En esta fase de trata de identificar si se está trabajando en algo que encaje con las necesidades corporativas planteadas. El programa está abierto a la recepción de propuestas. En la última edición recibieron más de 300, procedentes de toda España y algunas del exterior.
3.-Valoración y selección de las propuestas. Un equipo de expertos selecciona las tecnologías correspondientes a esa edición, evalúan su grado de madurez y ven si supera la prueba de concepto o si hay “que hornearla” un poco más. Del total de las propuestas que se reciben se seleccionan 15 para un análisis más profundo del que, finalmente, se extraen una media de 5 proyectos o startups para cada edición. La decisión corre al cargo de un equipo multidisciplinar del que forman parte, entre otros, investigadores, corporaciones, inversores y emprendedores.
4.-Configuración del equipo. Este es uno de los factores en los que más insiste el programa teniendo en cuenta que las desavenencias entre el mismo es causa de muerte prematura en muchas startups. La idea es que los investigadores sigan haciendo lo que les gusta: investigar, pero también hay que comprobar su disposición para abrir las puertas del laboratorio a personas ajenas al mundo científico y su capacidad de colaborar. Para la parte del negocio, The Collider se encarga de la búsqueda de emprendedores de todo el mundo con experiencia probada. En este punto hay que decir que las exigencias son altas dado que suelen seleccionar emprendedores en serie, que hayan protagonizado algún exit y, a ser posible, provenientes de un año sabático, afines a la actividad de la startup y con mucha ilusión por impulsar un proyecto en el que creen. “Se buscan emprendedores, no asalariados”, matiza Sala. Se asignan dos emprendedores por proyecto, uno como director ejecutivo y otro como director de operaciones. El otro atractivo que llama la atención a los emprendedores es el respaldo de la MWCapital. Para facilitar la cohesión y la comunicación entre la parte científica y la del negocio, The Collider pone a disposición de los equipos coach psicólogos especializados. En un programa de varias semanas convivencia, participan también las corporaciones que han planteado algún reto al objeto de que entiendan que la innovación disruptiva es compleja, que no siempre se acierta a la primera y que tienen que estar dispuestos a equivocarse, a medir y corregir. Cuando se produce el entendimiento, se procede a la creación de la startup, donde científicos y CEOS figuran como fundadores.
5.-Creación de startups. Juntos, durante un período de varios meses, estos equipos multidisciplinarios pasarán por el programa de The Collider de creación de empresas para validar su idea de negocio y “encontrar un mercado perfecto para su tecnología”.
14 startups fundadas
Desde que se implantara hace 4 años y siguiendo la metodología descrita,14 startups han nacido ya del programa de The Collider, 11 de ellas vivas y 3 fallidas por anticiparse al mercado. Todas ellas corresponden a proyectos altamente innovadores que, en gran medida, responden a retos lanzados por la corporaciones. La ventaja de ello es poder hacer negocio desde el principio. El total de la startups creadas han generado la creación de 70 puestos de trabajo cualificados y han conseguido levantar ya más de 5M de euros de financiación.
El equity de la compañía se reparte entre un 70% destinado al equipo fundador y el 30% restante para las instituciones de apoyo. Los científicos, recuerda Sala, tienen la posibilidad de seguir creciendo con los royalties y los emprendedores con la escalabilidad.
Después de cuatro ediciones seguidas, la iniciativa de The Collider se ha consolidado atrayendo cada año la participación de más iniciativas científicas y tecnológicas así como la de los emprendedores. Por poner un ejemplo, para la última edición recibieron 1.500 solicitudes de emprendedores de 36 países de todo el mundo.
“Hemos dado un salto muy importante para llegar al ecosistema científico de toda España, poniendo en valor la transferencia tecnológica como palanca de competitividad y talento. La magia que hacemos en The Collider es conseguir que la ciencia, la tecnología y el mercado compartan un mismo lenguaje y que se entiendan. Algo que hacía mucha falta”, declara Oscar Sala.
En los planes del director de The Collider están seguir que esa plataforma de innovación con proyección nacional e internacional siga avanzado y mantenga a Barcelona en particular y al ecosistema nacional en general, polo de atracción para los emprendedores y los inversores que apuestan por la innovación y “que al final, se traduce en riqueza para todos”.