El ex seleccionador nacional de fútbol, que consiguió el Mundial de 2010 y la Eurocopa de 2012, Vicente del Bosque ha sido nombrado presidente de la Comisión de Supervisión, Normalización y Representación para tutelar la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), creada por el Consejo Superior de Deportes (CSD), a la espera de que se resuelva el futuro del actual presidente electo, Pedro Rocha. El nombramiento lo ha anunciado la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, esta mañana tras el Consejo de Ministros.
Con toda seguridad, y como líder tranquilo, Vicente del Bosque pondrá orden a la situación de caos en la que se encuentra la RFEF, desde que Luis Rubiales fuera apartado de la dirección de este organismo por la FIFA.
El ex seleccionador nos contaba hace unas semanas que cree en el liderazgo afable, cordial. “No tengo por qué estar enfrentado. El fútbol es un juego en el que tenemos que ser vitalistas, optimistas y pasárnoslo bien y disfrutar”. En esa misma línea, subraya la importancia de las relaciones personales para alcanzar buenos objetivos. “Las buenas relaciones forman parte de la personalidad, del carácter, de la forma de ser del líder. El entrenador marca mucho el ritmo de un vestuario. No se trata de que seas simpático o borde, sino de que seas capaz de dar un mensaje. Lo importante es que te crean, que seas creíble. Si no, mal asunto”.
Por su experiencia y trayectoria, Del Bosque –que en diciembre recibió el Premio Emprendedores a la Trayectoria– está preparado para resolver los conflictos: “Siempre hay algún conflicto como en cualquier casa. Es importante escuchar, pero tampoco es necesaria una resolución inmediata. Es decir, no hace falta que cuando se produzca un conflicto, tomes una decisión en el momento. Debe haber un tiempo de pausa. Los conflictos se producen en cualquier casa, vestuario o empresa, pero es importante comprender que de su resolución puedes salir reforzado o debilitado”.
Y también es defensor a ultranza de la transparencia: “Soy partidario de explicar. Cuando estaba en la cantera del Real Madrid tenía que explicar a los padres muchas situaciones y, a menudo, de todo lo que decías, ellos se quedaban con una sola palabra y, la mayoría de las veces no era la mejor. Es como cuando vas a tutoría y te niegas a aceptar lo que te está diciendo el profesor de tu hijo o de tu hija porque tú desconoces cómo se comporta en el colegio. Y, al final, esos tutores acaban callando para no ofender a los padres. Pues, un entrenador es un poco así”.