La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump, firmaron un acuerdo sobre aranceles y comercio el pasado 27 de julio.
“Este acuerdo político restablece estabilidad y previsibilidad para los ciudadanos y las empresas a ambos lados del Atlántico”, afirma la Comisión Europea en el documento informativo en el que explica los términos de dicho pacto.
“El acuerdo garantiza la continuidad del acceso de las exportaciones de la Unión Europea al mercado estadounidense, preservando cadenas de valor profundamente integradas —muchas de las cuales dependen de las pymes— y salvaguardando de hecho puestos de trabajo. También sienta las bases para la continua colaboración entre la UE y los Estados Unidos”, añade.
Sin embargo, Crédito y Caución considera que el acuerdo respecto a los aranceles siembra muchas dudas. “Aunque ya se ha fijado una tasa arancelaria del 15% sobre las importaciones de la UE y del 50% para determinados sectores, como el acero, el aluminio y el cobre, los automóviles y los semiconductores, así como a los productos farmacéuticos, el acuerdo no aporta suficiente claridad a las empresas para la toma de decisiones importantes en materia de inversión o contratación”, advierte.
La aseguradora considera que los nuevos aranceles impactarán especialmente a las empresas con menos músculo financiero, aumentando su riesgo de crédito comercial. Además, cree que hay riesgos asociados a los compromisos de compra e inversión en energía en EE.UU. por parte la UE. “Aunque puede que no suponga un problema inmediato, podría dar lugar a nuevas tensiones”, apunta.
Subida de precios por los aranceles
Crédito y Caución vaticina que los aranceles afectarán decisivamente a la competitividad de las empresas europeas, ya que prevé que el establecimiento de esta tasa permanente del 15% sobre la mayoría de las exportaciones aumentará el precio de los productos en un margen similar, lo que provocará un efecto negativo sobre la demanda.
Y aunque España no esté tan expuesta como otros países europeos a los aranceles, ya que importamos más de lo que exportamos a EE.UU., como contábamos en este artículo, muchas empresas nacionales también se verán afectadas, tanto directa como indirectamente.
Por ejemplo, más de una veintena de organizaciones agrarias españolas se reunieron la semana pasada con el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, y con el ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, para exigir compensaciones económicas por los efectos que tendrán los aranceles sobre este sector, como informaba Europa Press.
“Según Oxford Economics, este aumento de los precios reduciría la demanda estadounidense de exportaciones de la Unión Europea que podría llegar al 4,8% en el caso de productos españoles”, detalla.
Ante tal escenario, la entidad mantiene las previsiones a la baja de crecimiento del PIB de la zona euro: 1,1 % en 2025 y 0,8 % en 2026. “Por lo que se conoce hasta ahora del acuerdo comercial, no parece que vaya a suponer un gran impulso para la economía de la UE”, explica.
Así pues, no parece que el acuerdo suscrito entre Von der Leyen y Trump vaya a ser el salvavidas que esperaban las empresas europeas.
En realidad, la UE es consciente de ello, por lo que está buscando nuevos acuerdos comerciales en mercados como Chile, India, Indonesia, México, Filipinas y Mercosur. Sin embargo, Crédito y Caución señala que “aunque las negociaciones sean fructíferas, es poco probable que compensen la disminución de exportaciones a EE.UU., ya que las exportaciones de la UE a estas regiones representan aproximadamente el 35% de las destinadas al mercado norteamericano”.
Además, este tipo de pactos no se firman de la noche a la mañana, por lo que sus efectos tardarían en verse. “La negociación de acuerdos comerciales significativos se prolonga, de media, unos 18 meses, y su aplicación suele llevar otros 24 meses, según el Foro Económico Mundial. Por tanto, en el caso de traer beneficios, serán efectivos a largo plazo”, puntualiza la aseguradora.
Por otra parte, Crédito y Caución considera que la UE se enfrenta al reto de ser competitiva entre sus competidores, puesto que tiene poca capacidad para reducir el precio de las exportaciones.
“Durante la última década, los precios de exportación europeos se han mantenido, en general, al mismo nivel que los de EE.UU., pero han superado a los de países como China, donde los costes de producción son significativamente más bajos. Esto dificulta que las empresas europeas entren en nuevos mercados o aumenten la demanda compitiendo únicamente en precio”, comenta. Por tanto, la UE tiene poco margen para competir en precio.
Finalmente, ofrece algunas claves para mejorar la posición europea ante futuras negociaciones. “La UE debe invertir en su resilencia económica, tecnológica y militar, impulsando el comercio intracomunitario y reduciendo la dependencia de las importaciones”, sentencia.